Los derechos en el hinduismo

A menudo se afirma, directa o implícitamente, que el hinduismo se contrapone a los derechos humanos, que la única relación posible entre ambos es una de oposición diametral y que la jerarquía de los sistemas de castas en los que se basa el hinduismo no deja espacio para la igualdad en la que se basan los derechos humanos.

Esa visión parece ser tan parcial que es errónea. Es posible que tenga algo de verdad en casos individuales, pero no debe ocultar la realidad más amplia de que el hinduismo está completamente abierto a los derechos humanos. Como escribe Larry Cox en su contribución, es trágico asumir que los derechos humanos y la fe siempre estarán en conflicto, especialmente porque los valores morales de dignidad son la base de gran parte de las tradiciones religiosas.

La tradición hindú, en particular, contiene varias explicaciones sobre el origen del sistema de castas. La más conocida entre ellas se encuentra en el Purusha-sukta del Rig-Veda, que explica que el universo se creó a partir de un solo hombre cósmico (Purusha) cuando su cuerpo se ofreció a el sacrificio primordial. Las cuatro varnas o clases surgieron de su boca (sacerdotes), de sus brazos (guerreros), de sus muslos (campesinos) y de sus pies (sirvientes). 

Un origen menos conocido del sistema de castas se encuentra en el Brihadaranyaka Upanishad, el más grande de los Upanishads. Según esta explicación, en el principio existía Una Realidad, Brahman. No prosperó por sí misma, así que creó a los Brahmanes, o sacerdotes. Aún así no prosperaba, así que creó a los Kshatriyas, los guerreros. Aún así no prosperaba, así que creó a los Vaishyas, los campesinos. Cuando incluso aún así no prosperaba, creó a los Shudras, los sirvientes. 

Entonces, reflexionó. Los Kshatriya están para protegerlos a todos, pero los Kshatriya tienden a ser entrometidos. Así que para protegerlos a todos, creó la Dharma, la religión, o los preceptos y la ética que hacen que prospere el universo. Es gracias a la Dharma que el débil supera al fuerte. Si éste no es el concepto de los derechos humanos individuales como protección contra el poder del Estado, ¿entonces cuál es? En Occidente, este derecho recibe fundamentos legales y morales, pero en esta narración se identifica con la verdad y se le proporciona un fundamento ontológico y por lo tanto incluso más sólido, al estar arraigado en un “así es” en lugar de en un “así debe ser”. 

El Taittiriya Upanishad ofrece un segundo ejemplo que demuestra la simpatía del hinduismo hacia los derechos humanos cuando Sankara comenta sobre qué es lo que hace únicos a los seres humanos en comparación con otras formas de vida. Sankara sostiene que un humano se diferencia de los animales, por ejemplo, en que posee la capacidad para el conocimiento (Jnana) y la acción (Kriya). En resumen, la unicidad del ser humano consiste en que es un agente moral.

Esta capacidad de acción moral implica tener derechos y obligaciones básicos. Entonces, se vuelve obligación de la sociedad y del Estado mantener las condiciones de vida en las que el ser humano pueda ejercer su capacidad de acción moral al ser capaz de reivindicar los derechos y satisfacer las obligaciones.

El tercer recurso positivo para los derechos humanos dentro del hinduismo es una referencia a la concepción de las tres deudas y su extensión en el Mahabharata. Los libros de derecho hindúes se refieren a las deudas contraídas con los Dioses, los sabios y los antepasados, las cuales se cubren respectivamente mediante el culto, el estudio de las escrituras y la ceremonia funeraria llamada Shraddha. A las anteriores, el Mahabharata agrega una cuarta deuda: la deuda contraída con todos los seres humanos, la cual entonces es una deuda que todos los seres humanos se deben mutuamente, un concepto que yace en el centro de los derechos humanos, ya que éstos constituyen derechos de cada ser humano sobre todos los demás. 

Indian Hindu devotees take holy offerings as they visit to pays obeisance in a temple Sanjeev Syal/Demotix. All Rights Reserved.

La cuarta fuente reside en el concepto de los deberes, que es tan característico de la axiología hindú. Una breve reflexión revela que el deber de una parte a menudo coincide con el derecho de otra. Así, un ser humano tiene derecho a la seguridad personal; a su vez, el Estado tiene el deber de garantizarla.

Esta convertibilidad del idioma de los derechos y de las obligaciones posiblemente puede explicar el cambio rápido y sencillo del discurso de los derechos a las obligaciones en Occidente, en el movimiento de derechos civiles de EE. UU., por ejemplo, como señala Cox. Se puede observar un cambio rápido y sencillo similar en la India. A principios del siglo XIX, el reformador social y religioso Raja Ram Mohan Roy hablaba con facilidad de los derechos de las mujeres indias. 

Los mitos hindúes, como la historia del rey Shibi, ofrecen una quinta fuente. Un día, mientras él estaba sentado en la corte, un gorrión al que perseguía un halcón buscó refugio en su regazo. El halcón exigió que el rey le entregara el gorrión, ya que constituía su medio de subsistencia. Aceptando el derecho del halcón, el rey ofreció su propia carne para satisfacer el deber de proteger a sus súbditos. 

Lo que ahora se conoce como derechos humanos se puede identificar en la gama de las escrituras hindúes, desde las filosóficas hasta las populares. La causa de la promoción de los derechos humanos se beneficiaría al identificar estos elementos dentro del hinduismo, en vez de condenarlo en su totalidad y sin discernimiento. No se trata de negar que el hinduismo puede contener elementos que se oponen a los derechos humanos, sino de desafiar la idea de que el hinduismo es completamente incompatible con los derechos humanos.

Se publicó una versión de este artículo en India Abroad.