La organización entre movimientos en México conduce a nuevos recursos

Hace algunos años, las directoras de Semillas y el Fondo Acción Solidaria (FASOL) tuvieron una importante revelación sobre las posibilidades de organizarse entre movimientos en México. Semillas, un fondo de mujeres con sede en la Ciudad de México, había descubierto que los grupos de base que buscaban apoyo económico para los derechos de las mujeres cada vez incorporaban más elementos de sostenibilidad ambiental en su enfoque. Al mismo tiempo, FASOL, un fondo ambientalista con sede en Baja California Sur, había observado un aumento en la cantidad de proyectos de justicia ambiental propuestos por agrupaciones dirigidas por mujeres. En respuesta, los dos fondos establecieron un programa conjunto de “Género y Medio Ambiente” diseñado para reforzar el conocimiento sobre justicia ambiental entre defensoras de los derechos de las mujeres a nivel comunitario, al mismo tiempo que se promueve una perspectiva de género entre las agrupaciones locales de justicia ambiental.  

Para este programa conjunto, Semillas y FASOL dieron prioridad a la movilización de recursos locales, como parte de un compromiso compartido con el fortalecimiento de la filantropía basada en los derechos en México. A excepción de una pequeña aportación de un donante en los Estados Unidos, la alianza Semillas-FASOL actualmente está financiada en su totalidad por fundaciones mexicanas. La primera fase del programa conjunto tuvo un presupuesto general de aproximadamente $175,000 dólares estadounidenses, de los cuales el 94 % provino de fundaciones mexicanas.

Esta alianza reveló muchas lecciones fundamentales, no solo en términos de cómo facilitar sinergias entre los movimientos feminista y ambientalista en México, sino también relacionadas con la importancia de movilizar recursos con una perspectiva solidaria.

1) La movilización conjunta de recursos es estratégica tanto para activistas como para donantes

Las alianzas entre movimientos y otras estrategias de movilización conjunta de recursos permiten a las organizaciones llegar a nuevos donantes. 

Las alianzas entre movimientos y otras estrategias de movilización conjunta de recursos permiten a las organizaciones llegar a nuevos donantes a los que posiblemente no podrían llegar por su cuenta. Por ejemplo, a través de la alianza con FASOL, Semillas ha logrado atraer la atención de donantes mexicanos que están interesados ​​principalmente en la sostenibilidad ambiental, para quienes el empoderamiento de las mujeres es una ventaja adicional.

Estas alianzas también son atractivas para los donantes nacionales e internacionales, porque garantizan la colaboración estratégica para lograr un efecto más amplio y significativo. En lugar de llevar a cabo esfuerzos aislados o que se traslapen involuntariamente, las estrategias conjuntas permiten un enfoque más integrado y, como tal, una inversión más eficiente de recursos.

2) Los intermediarios desempeñan un papel fundamental para facilitar el acceso al financiamiento para las mujeres de base

Las organizaciones y activistas locales frecuentemente critican a las ONG nacionales e internacionales por involucrar a las mujeres de base solamente como beneficiarias o fomentar su participación en un assembly line activism (activismo en cadena), en el que se les paga por implementar actividades específicas pero carecen de poder para tomar decisiones. Por lo general, estos flujos verticales de financiamiento no permiten un fortalecimiento organizacional crucial a nivel local.

Como fondos, Semillas y FASOL están comprometidos a transformar los patrones de financiamiento desiguales mediante la canalización de recursos a grupos de base que de otra manera tendrían un acceso muy limitado a los donantes. Las fundaciones mexicanas que han invertido en el programa de Género y Medio Ambiente se sintieron atraídas a la iniciativa en parte porque les permite respaldar un conjunto amplio y diverso de proyectos locales, a los que de otra manera habrían sido incapaces de alcanzar. Como parte del primer año del programa de Género y Medio Ambiente, alrededor de 30 grupos de base y líderes que trabajan en comunidades por todo México recibieron financiamiento inicial por un total de más de $115,000 dólares estadounidenses.


Photo credit: Batsil Antsetik, Chiapas (All rights reserved)

Mujer tzeltal usa horno ecológico para la producción de pan orgánico. Este proyecto fue desarrollado por Batsil Antsetik, una organización coparte de Semillas con sede en Chiapas.


3) Al trabajar para dar forma a las culturas filantrópicas locales, los activistas pueden aumentar el financiamiento para los movimientos sociales

Además de cumplir sus propias misiones, Semillas y FASOL también trabajan para promover una cultura de filantropía basada en derechos en México,  a través de acciones para influir sobre las estrategias de las nuevas fundaciones mexicanas y para involucrar a mexicanos de estrato socioeconómico alto y medio como donantes individuales. Uno de los principales financiadores del programa conjunto de Género y Medio Ambiente es la Fundación Tichi Muñoz, una fundación privada con sede en el estado norteño de Sonora, que ha participado en varias sesiones de intercambio con Semillas y FASOL. Como resultado de ello, la fundación ahora emite convocatorias solicitando propuestas enfocadas en apoyar a grupos de base mexicanos que trabajan con una perspectiva de género y sostenibilidad.

El otro financiador principal es la Fundación ADO, una fundación corporativa con sede en la Ciudad de México, que recientemente le pidió a Semillas participar en su proceso de planificación estratégica a fin de aprender del modelo integral de Semillas para apoyar a  organizaciones de base. En otras palabras, a través de estas alianzas con fundaciones mexicanas, Semillas y FASOL no solamente han sido capaces de garantizar el financiamiento de su propio programa conjunto, sino también han influido en las políticas y los procesos de entrega de donativos de estas fundaciones mexicanas así abriendo nuevas fuentes de financiamiento para activistas de base en México.

4) Los activistas deben analizar si sus prácticas de recaudación de fondos reflejan sus valores

Los recaudadores de fondos de primera línea a menudo están tan enfocados en cumplir las fechas límite y cubrir los presupuestos anuales que tienen poco tiempo para reflexionar sobre los aspectos políticos de la asignación y movilización de recursos. Sin embargo, las estrategias de financiamiento de una organización dicen mucho sobre sus valores institucionales y su identidad. Muchas organizaciones no gubernamentales (ONG) se enfrentan a dilemas éticos con respecto a si deben o no aceptar fondos de donantes corporativos cuyas prácticas podrían entrar en conflicto con sus valores. Sin embargo, el análisis político de las estrategias de recaudación de fondos debe ir más allá de los perfiles de los donantes.

Por ejemplo, si creemos firmemente en la importancia de la solidaridad y la igualdad, debemos examinar si estos valores se reflejan en nuestra movilización de recursos. ¿En qué medida compartimos convocatorias e información sobre donantes con otras organizaciones y activistas? Al hablar con los donantes actuales o potenciales, ¿únicamente buscamos posicionar nuestro propio trabajo o también recomendamos a otras organizaciones que llevan a cabo estrategias que puedan ser de interés para el donante? ¿Cómo podemos dejar de ver a las demás organizaciones como la competencia y en cambio buscar alianzas para movilizar conjuntamente mayores cantidades de dinero?  

Del mismo modo, aunque actualmente los importes de las subvenciones ofrecidas por donantes extranjeros pueden sobrepasar las que proporcionan la mayoría de los donantes locales, hay razones políticas detrás del compromiso que tienen Semillas y FASOL con la movilización de recursos locales. Colaborar con una fundación nacional para fines de financiamiento es una oportunidad enorme para contribuir más a configurar la filantropía local desde una perspectiva basada en los derechos. Lo mismo puede decirse de los donantes individuales, ya que donar a menudo sirve como punto de entrada para que las personas sean más conscientes de las cuestiones de cambio social y se involucren más en ellas. Estos esfuerzos contribuyen a un cambio cultural con efectos que van mucho más allá de las cifras anuales de recaudación de fondos.

A través de su alianza, Semillas y FASOL han descubierto que trabajar para fortalecer la filantropía en México y establecer alianzas con nuevos donantes locales son elementos fundamentales para interrumpir la dinámica de competencia por el financiamiento externo, que es común entre las ONG mexicanas a pesar de que se reconoce ampliamente que es algo contraproducente para una movilización eficaz.

Aunque la construcción de una cultura local de filantropía basada en los derechos es un proceso lento, no se debe subestimar su potencial. Después de todo, el poder de los activistas y las organizaciones de la sociedad civil radica en gran parte en su capacidad de influir en las normas culturales y modelar nuevas formas de organización y de definición de agendas políticas.