¿Qué quieren las mujeres musulmanas? Descubriendo los derechos de la mujer en el Islam

En los países musulmanes, donde he pasado la mayor parte de mi vida profesional, las complejas relaciones entre la mujer y el Islam están definidas tanto por textos islámicos, como por el contexto histórico y social. Con frecuencia, un mismo pasaje puede interpretarse de muchas maneras, dependiendo de los líderes religiosos, los que resulta en marcadas diferencias en la práctica al interior de diversas sociedades islámicas.

Aun cuando el Corán proclama igualdad entre los sexos, la superioridad del hombre está claramente indicada: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de la preferencia que Alá ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Alá manda que cuiden. ¡Amonestad a aquellas de quienes temáis que se rebelen, dejadlas solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis más con ellas”.

Para los activistas de derechos en sociedades musulmanas, es difícil armonizar este pasaje con afirmaciones de paridad de género. ¿Cómo enfrentar esta contradicción de una manera que permita a la mujer musulmana a seguir fiel a su fe?


Gonçalo Silva/Demotix (All rights reserved) 

A girl reading the Koran at a mosque in Cairo, Egypt.

 


 

En los últimos años, se han sentido progresos dentro del debate  sobre los derechos legales de la mujer en el Islam, sobre todo en asuntos como la herencia, el matrimonio y el divorcio, así como leyes sobre la posición de la mujer en procesos judiciales. Estos cambios indican que es posible armonizar el islam, reconciliándolo con una interpretación que defienda el status de la mujer y manifestándose  contra la discriminación. Existe  un debate abierto sobre si las mujeres que viven en países musulmanes están gobernadas por tratados de derecho internacional o solamente por declaraciones musulmanas. La Declaración de El Cairo sobre Derechos Humanos en el Islam declara específicamente que "la mujer es igual al hombre en dignidad humana", obviando mencionar igualdad en derechos.. En zonas bajo estricta interpretación de la ley Shariah que no reconocen ninguna forma de ley internacional de derechos humanos, las mujeres son especialmente vulnerables.

En los países en desarrollo, hay una muy difundida opinión de que el derecho internacional defiende solamente valores occidentales y considera muy poco a culturas no occidentales. Aunque existe un feminismo musulmán, los puntos de vista de las feministas musulmanas y occidentales son muy diferentes, y quienes no pertenecen a la cultura islámica a menudo asumen incorrectamente lo que las mujeres musulmanas quieren o necesitan. Cuando el poder Talibán cayó en Afganistán en el año 2000, existían muchas  expectativas para prevalecer los estándares occidentales , de manera que las mujeres afganas se “liberasen del velo”.  ¿Realmente los derechos de las mujeres musulmanas son tan simples? No se trata solo de velos. Las falsas percepciones  marcan aun más la distancia entre musulmanes y no musulmanes. Esta desinformación es de utilidad a los extremistas islámicos para justificar sus acciones. 

¿Cómo enfrentar esta contradicción de una manera que permita a la mujer musulmana a seguir fiel a su fe?

Aunque algunos han defendido una fuerte separación entre religión y derechos humanos, dejar de lado a los líderes religiosos en países islámicos sería difícil en el mejor de los casos, y peligroso en el peor. La mejor manera para que los activistas de derechos humanos se acerquen a los grupos religiosos es que se sumerjan en la cultura local y construyan relaciones con las organizaciones locales, incluidas las autoridades, con la finalidad de generar confianza para futuras colaboraciones constructivas. Toma tiempo transformar prácticas locales junto con líderes y organizaciones religiosos, sobre todo en situaciones donde muchas de las prácticas claramente infringen estándares internacionales de derechos humanos. 

Parte del progreso más significativo en favor de los derechos de la mujer en países islámicos viene de grupos de la sociedad civil. Las mujeres musulmanas feministas están combatiendo interpretaciones fundamentalistas y cambiando paradigmas culturales que las obligan a elegir entre la religión y sus derechos. Los que es importante acerca de estas iniciativas es que las activistas musulmanas  tienden a aplicar conceptos como justicia, igualdad y democracia no solamente en la esfera pública, sino también dentro de  la familia, cultura y religión—rubros que se consideraban privados y, por tanto, libres de regulación.

Algunas organizaciones que trabajan con derechos de la mujer y con líderes religiosos son Hermanas en el Islam (Malasia), el Colectivo de Ayuda de las Mujeres y BAOBAB (Nigeria), ABAAD (El Líbano) y Femin Ijtihad (Afganistán), grupo con el que he colaborado. Ijtihad es un término islámico que significa “razonamiento independiente”, y Femin Ijtihad es una red de mujeres musulmanas y no musulmanas en diferentes países que se centran en Afganistán. Estudian e investigan la posición de la mujer y trabajan para garantizar que el Islam reconoce una serie de derechos de la mujer. Sus investigaciones revelan que las interpretaciones represivas se deben mayormente a la influencia de prácticas culturales y valores que colocan a la mujer como inferior y subordinadas al hombre.

En 2012, Femin Ijtihad y la Fundación de Investigación Legal de Mujeres y Niños (WCLRF por su nombre en inglés) elaboraron un manual y metodología de capacitación innovador y participativo para organizadores comunitarios en Kabul y Jalalabad (Afganistán) sobre derechos económicos de la mujer. El proyecto fue innovador por tres razones: 1) el uso de ilustraciones como método de enseñanza de divisiones de herencia; 2) la promoción de los derechos de herencia de la mujer con el menor énfasis en el lenguaje de “derechos de la mujer” (un tema polémico en zonas conservadoras); y 3) la promoción de un entendimiento del efecto multiplicador del fortalecimiento económico de la mujer a la comunidad y la nación. Se han llevado a cabo doce conversaciones comunitarias hasta el momento, con participación de 180 miembros de la comunidad, líderes, educadores y autoridades religiosas.

Aunque los valores fundamentales de toda gran tradición religiosa defienden la dignidad y derechos de los seres humanos, algunas creencias y prácticas derivadas de la religión promueven o toleran la violencia y la discriminación contra la mujer. Algunas de estas prácticas, como la mutilación genital femenina y el matrimonio a edad precoz, a veces se llevan a cabo en nombre de la religión, aunque por lo general se basan en antiguas tradiciones culturales. En esos casos, la participación de líderes religiosos claves —que señalan prácticas que no cumplen con principios religiosos— resulta fundamental para enfrentar y terminar tales tradiciones.

Por ejemplo, en el año 2005 un trabajador de BAOBAB relató cómo ayudó a defender a una mujer nigeriana sentenciada a morir apedreada por haber tenido un hijo fuera del matrimonio. El trabajador explicó cómo un juez de la Shariah rompió la tradición y se opuso a la sentencia luego de haber asistido a un programa de capacitación. Después, un imam nigeriano, tras escuchar un mensaje de BAOBAB que llamada a ijtihad, sorprendentemente instó a los musulmanes a buscar escuelas alternas de pensamiento.

Sin embargo, en algunos casos, los actores religiosos pueden vacilar al abordar temas especialmente delicados—sobre todo referidos a violencia sexual y de género— vistos como tabú en algunos contextos socio-culturales. Estos temas pueden incluir salud reproductiva, higiene menstrual, sexualidad (sobre todo homosexualidad), abuso de drogas, trabajo sexual, entre otros. Pero abordar estos asuntos  es clave para promover acceso igualitario a servicios de salud y educación. El silencio y la estigmatización que rodean estas temáticas importantes  pueden fácilmente causar tensión en comunidades religiosas. Al final, esta tensión promueve la amenaza a los derechos humanos y socava la confianza de la mujer en sus líderes religiosos.