La prohibición de la práctica de “curar la sexualidad cuir” en India

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El Tribunal Superior de Madrás prohibió, en su sentencia de junio de 2021, la práctica de la “terapia de conversión” en India, lo cual aporta medidas de protección para las personas LGBTQIA+ en el país. El caso se refiere a una pareja de lesbianas que huyeron de sus casas después de que sus padres las intimidaran por su relación. Las familias acudieron a las autoridades policiales y presentaron denuncias por desaparición de personas, tras lo cual la pareja solicitó al Tribunal protección contra el acoso de su familia y los interrogatorios de la policía.

Para proteger el derecho a la dignidad, a la vida, a la intimidad y a la libertad de elección de la pareja en virtud de la Constitución india, el alto tribunal, en el caso S. Sushma contra el Comisario de Policía, ordenó la prohibición de la práctica de la terapia de conversión y de “cualquier intento de curar o cambiar médicamente la orientación sexual de las personas LGBTIQA+ a heterosexual, o la identidad de género de las personas transgénero a cisgénero”. Además, el tribunal recomendó ciertas directrices para garantizar la protección de la privacidad y los derechos constitucionales de las personas LGBTQIA+.

En India, la homosexualidad fue despenalizada en el caso Navtej Singh Johar en 2018. Sin embargo, la percepción general hacia la comunidad LGBTQIA+ en el país no ha sido progresista. Las identidades de género no binarias y las orientaciones sexuales cuir siguen siendo vistas como un fenómeno enfermizo occidental por una parte importante de la sociedad india. Todavía se llevan a cabo prácticas inmorales y peligrosas como la “terapia de conversión” con el pretexto de curar la “sexualidad cuir”.

La terapia de conversión, un concepto terapéutico pseudocientífico que caracteriza una serie de tratamientos dañinos y desacreditados destinados a cambiar la orientación sexual de una persona de lesbiana, gay o bisexual a heterosexual, o su identidad de género de transgénero o no binaria a cisgénero, es una de las atrocidades más escandalosas que ha sufrido la comunidad LGBTQIA+. Cuando una persona de esta comunidad no se integra en lo que otras personas consideran normativo o binario, suele ser reprimida con este tipo de prácticas.

La terapia de conversión implica la intervención espiritual a través de instituciones religiosas, la terapia hormonal o electroconvulsiva, con enfoques más severos como los exorcismos, la agresión física, la “violación correctiva” y la supresión de alimentos. Según los expertos, la terapia de conversión puede tener graves consecuencias para las personas expuestas, como un mayor riesgo de autolesiones, depresión e intenciones suicidas, así como traumas físicos y mentales.

La promulgación de una legislación estricta constituiría un derecho positivo en apoyo de la comunidad y proporcionaría igualdad de oportunidades para vivir una vida con dignidad.

Posteriormente, debido a los continuos prejuicios, la discriminación y el antagonismo social hacia las personas LGBTQIA+, la terapia de conversión ha sido denunciada por todas las instituciones médicas y de salud mental importantes durante años.

Pero la práctica para curar la homosexualidad sigue viva y coleando en India. Una de estas víctimas de la “curación de la homosexualidad” es Anjana Hareesh, una estudiante de 21 años que, según reportes, se suicidó después de que su familia la obligara a someterse a una “terapia de conversión” durante meses tras salir del clóset como bisexual. Al igual que Hareesh, muchos miembros de la comunidad LGBTQIA+ han afirmado ser víctimas de la terapia de conversión, que es practicada constantemente por curanderos y médicos cósmicos, lo cual destaca la interrelación de la religión y la ciencia con la terapia de conversión. 

Los familiares suelen perpetuar estos abusos contra las personas LGBTQIA+, lo cual las obliga a abandonar su propia casa. Se les acosa física y psicológicamente en los espacios públicos y se les impide llevar una vida digna. Estas atrocidades físicas y psicológicas se derivan de las prácticas socioculturales, que incluyen una mezcla de discriminación y paradigmas heteronormativos que hacen de la sexualidad cuir una representación “inmoral” en la sociedad india. Esto contribuye a su marginación, que culmina con la clasificación de la homosexualidad como un trastorno mental tratable.

A pesar de la sentencia del Tribunal Superior, actualmente no existe ninguna legislación en India que prohíba expresamente la práctica de la terapia de conversión. A pesar de que la Ley de Atención a la Salud Mental de 2017 establece de manera explícita que no se puede llevar a cabo ningún tratamiento médico sin el consentimiento del paciente, existe una alta probabilidad de que las víctimas den su consentimiento a los profesionales de la medicina debido a una suposición implícita que tienen institucionalizada en relación con sus supuestas “anormalidades”. Por lo tanto, los profesionales de la medicina siguen llevando a cabo la práctica de la terapia de conversión, que pone en peligro la vida de las víctimas. Aunque se puede invocar la Ley de Atención a la Salud Mental para proporcionar medidas de protección limitadas a la comunidad LGBTQIA+, es esencial una ley independiente para erradicar por completo esta práctica abominable. La promulgación de una legislación estricta constituiría un derecho positivo en apoyo de la comunidad y proporcionaría igualdad de oportunidades para vivir una vida con dignidad.

La despenalización de la homosexualidad por parte del Tribunal Supremo fue prácticamente el primer paso hacia la socialización de la homosexualidad en la sociedad india, pero la promulgación de leyes es un proceso largo y prolongado. El derecho a una vida digna, así como la libertad de tomar las propias decisiones y la autonomía individual, son fundamentales para vivir una vida con sentido. La práctica de la terapia de conversión contra las personas es una violación de la esencia del consentimiento informado, tal y como determinó el Tribunal Supremo de la India en el caso de Samira Kohli y Common Cause, que “dicha terapia coercitiva va en contra” de la intimidad e integridad corporal del individuo, y es una violación del derecho a la intimidad.

Aunque las iniciativas en India para reconocer a la comunidad LGBTQIA+ con dignidad, defender sus derechos y acogerla en la estructura social dominante son notables, prácticas como la terapia de conversión no sólo amplifican el estigma social de la diversidad sexual, sino que también agravan su preconcepto de discriminación y la aplicación forzosa de dichas terapias, que va en contra de los derechos fundamentales del ciudadano.

Sin duda, el razonamiento del Tribunal Superior de Madrás en esa sentencia es un logro progresista para la comunidad cuir. Sin embargo, la decisión del Alto Tribunal no afecta a todo el país, sino sólo a los tribunales que dependen de él dentro de su jurisdicción. El requisito de introducir una legislación contra la terapia de conversión, que despenalice la práctica y proteja la privacidad y la dignidad de la comunidad cuir es fundamental para dar voz a la sentencia y poner fin a los prejuicios contra las personas LGBTQIA+.