Los Principios de Maastricht: Salvaguardar los derechos humanos de las generaciones futuras

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El futuro de la humanidad en la Tierra parece cada vez más precario, ya que nos enfrentamos a amenazas como el galopante cambio climático inducido por el hombre, la pérdida de biodiversidad, los conflictos geopolíticos, la erosión de la democracia y las consecuencias impredecibles del rápido desarrollo de la inteligencia artificial. En este contexto, cada vez se presta más atención a la cuestión de las obligaciones que las generaciones actuales deben a las futuras. Cada vez hay más literatura académica sobre el tema, un mayor reconocimiento constitucional de los derechos de las generaciones futuras y un informe fundamental publicado por el Secretario General de la ONU en 2021, Nuestra Agenda Común

La adopción, el 3 de febrero de 2023, de los Principios de Maastricht sobre los Derechos Humanos de las Generaciones Futuras en un seminario de expertos es una importante contribución a estos avances centrados en el futuro. Los Principios de Maastricht son la culminación de seis años de exhaustivas investigaciones y consultas con un amplio abanico de organizaciones de la sociedad civil, expertos y académicos de diversos campos. Siguen la tradición de los anteriores principios y directrices de Maastricht sobre los derechos económicos, sociales y culturales (1986 y 1997) y las obligaciones extraterritoriales de los Estados (2011). 

Los Principios de Maastricht pretenden aclarar y contribuir al desarrollo de la legislación internacional sobre derechos humanos estableciendo la base jurídica para atribuir derechos humanos a las generaciones futuras y esbozando las obligaciones impuestas a los Estados, las organizaciones intergubernamentales y las empresas. Hasta la fecha, un amplio abanico de expertos mundiales y titulares y ex titulares de mandatos de la ONU han respaldado los Principios.

 

Las generaciones futuras como titulares de derechos

La aportación más importante de los Principios de Maastricht es su reconocimiento de las generaciones futuras como titulares de derechos humanos reconocidos internacionalmente, lo que contrasta con los recientes instrumentos de la ONU que hacen referencia a "los intereses" de las generaciones futuras. Con ello, los Principios de Maastricht reconocen que la conducta de quienes viven hoy tiene profundas implicaciones para los derechos humanos de las personas que nacen cada día y de las que nacerán dentro de décadas e incluso siglos. Si no se reconocen las obligaciones en materia de derechos humanos de las generaciones actuales para con las futuras, aumenta el riesgo de que nazcan en circunstancias que les impidan disfrutar de toda una serie de derechos humanos, incluido el derecho a un medio ambiente limpio, sano y sostenible

Reconocer los derechos humanos de las generaciones futuras se apoya en principios fundacionales como la universalidad de las normas de derechos humanos, que se aplican por igual a todas las personas, independientemente del lugar y el momento de su nacimiento. Además, numerosos instrumentos de derecho internacional reconocen expresa o implícitamente obligaciones para con las generaciones futuras, incluido el deber de garantizar la equidad intergeneracional. Por último, los Principios de Maastricht se inspiran en las leyes, costumbres y valores de Estados y pueblos de todas las regiones del mundo y sistemas de creencias que reconocen obligaciones para con las generaciones futuras. Se inspiraron especialmente en las cosmovisiones y modos de vida de muchos pueblos indígenas que reflejan la continuidad de las obligaciones entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Reconocer a las generaciones futuras como titulares de derechos humanos genera obligaciones por parte de los Estados de respetar, proteger y cumplir estos derechos. Estas obligaciones incluyen anticipar y prevenir las amenazas a los derechos humanos de las generaciones futuras, proteger y rehabilitar los ecosistemas naturales, asignar recursos para garantizar el disfrute pleno y equitativo de los derechos humanos de las generaciones futuras y establecer instituciones que defiendan y representen a las generaciones futuras en la toma de decisiones que puedan afectar a su disfrute de los derechos humanos. 

También incluye garantizar que las generaciones futuras puedan proteger sus derechos humanos a través de los sistemas jurídicos nacionales, regionales e internacionales y proporcionarles recursos efectivos en caso de violación de sus derechos humanos. Esto implica garantizar la capacidad jurídica de los representantes de las generaciones futuras ante los tribunales y los organismos internacionales de derechos humanos cuando sus derechos fundamentales se vean amenazados o vulnerados. 

 

Obligaciones intra e intergeneracionales en materia de derechos humanos

Los Principios de Maastricht también reconocen los vínculos intrínsecos entre los patrones pasados, presentes y futuros de violaciones de los derechos humanos. Las violaciones históricas de los derechos humanos generan ciclos de trauma, desventaja sistémica y pobreza que se transmiten de generación en generación. Los descendientes de los grupos que han sufrido violaciones históricas de los derechos humanos son los más vulnerables a las violaciones de derechos en el futuro. Los Principios reconocen que debe darse prioridad a estos grupos, y los Estados deben tomar medidas especiales para evitar la transmisión intergeneracional de desventajas entre las comunidades que ya sufren los legados de injusticias como la esclavitud, el colonialismo, el racismo y el patriarcado. 

Los Principios de Maastricht reconocen que los Estados deben imponer restricciones razonables a las actividades que amenacen el disfrute de los derechos humanos por las generaciones futuras, incluido el uso insostenible de los recursos naturales y la destrucción de la naturaleza, para cumplir sus obligaciones con las generaciones futuras. Como señala la jurista Edith Brown Weiss, "con demasiada frecuencia se acumulan costes a largo plazo a cambio de beneficios a corto plazo que a menudo sólo van a parar a unos pocos". Los Principios de Maastricht reconocen que las restricciones en la asignación y el uso de los recursos deben tener como objetivo rectificar los niveles enormemente desproporcionados de control y uso de los recursos dentro de los Estados y entre ellos. En consecuencia, no deben imponerse cargas desproporcionadas a grupos o Estados ya desfavorecidos.

 

Igualdad de género y autonomía reproductiva

Los Principios reconocen que las normas sociales generalizadas y los estereotipos de género son una fuente importante de desigualdad y de otras violaciones de los derechos humanos. La desigualdad de género se transmite de generación en generación y es una amenaza profundamente arraigada para los derechos humanos de las futuras mujeres, niñas y personas con diversidad de género. Los Principios exigen a los Estados que eliminen todas las formas de discriminación directa e indirecta, incluidas las basadas en el sexo, el género, la orientación sexual, la identidad de género y el estado civil y familiar. 

Uno de los peligros del reconocimiento de los derechos humanos de las generaciones futuras es su apropiación indebida para socavar los derechos reproductivos y la autonomía de las mujeres y las niñas. Por ello, los Principios de Maastricht son explícitos al afirmar que nada de lo dispuesto en los Principios debe interpretarse en el sentido de menoscabar la autonomía corporal de las mujeres, las niñas y otras personas que puedan quedarse embarazadas, incluidas sus decisiones en torno al embarazo o el aborto y otros derechos de salud sexual y reproductiva.

 

Niños y jóvenes

Los Principios de Maastricht también reconocen que los niños y los jóvenes son los más próximos en el tiempo a las generaciones venideras. Tienen un papel vital a la hora de garantizar la protección de los derechos humanos a lo largo de su vida y en relación con las generaciones futuras. Así pues, los Principios reconocen la importancia de sus perspectivas y de su participación en la toma de decisiones con respecto a los riesgos a largo plazo e intergeneracionales. 

En consecuencia, los Estados deben garantizar que los niños y los jóvenes puedan participar de forma significativa en la toma de decisiones que afecten a sus derechos humanos y a los de las generaciones futuras aún no nacidas. Además, los puntos de vista y las perspectivas de las generaciones más jóvenes y futuras deben tener un peso especial en la toma de decisiones.

 

El camino a seguir

Actualmente, el Grupo Director de la iniciativa de Maastricht para las Generaciones Futuras está coordinando un proceso de divulgación de los Principios y movilizando un amplio apoyo mundial. El Grupo de Redacción también está preparando un comentario jurídico exhaustivo en apoyo de cada principio.

A nivel mundial, hay varias iniciativas políticas y jurídicas en marcha con profundas implicaciones para las generaciones futuras, y los Principios de Maastricht pretenden garantizar que estas iniciativas reconozcan sus derechos humanos. Este reconocimiento oficial puede desempeñar un papel vital como catalizador de las leyes, políticas e instituciones necesarias para garantizar que nuestros descendientes puedan disfrutar de los derechos humanos universales.