La selección participativa de donatarias ayuda a cambiar las relaciones de poder en México

En medio del resurgimiento del autoritarismo y el aumento del conservadurismo en muchos países del mundo, cada vez más financiadores de derechos humanos están redoblando sus esfuerzos para apoyar a los movimientos sociales resilientes. Dado que el origen y el impulso de estos movimientos son las personas más afectadas por las condiciones de desigualdad, y dado que las y los activistas de base comprenden de primera mano los contextos locales, sus prioridades y estrategias no pueden estar definidas por los financiadores u otros actores externos. Por lo tanto, una de las medidas más estratégicas que pueden tomar los donantes progresistas es entregar su poder de decisión a los movimientos sociales y confiar en la experiencia de las y los activistas de base. Pero, ¿cómo hacerlo?

En los últimos dos años, Fondo Semillas, un fondo nacional de mujeres con sede en la Ciudad de México, ha trabajado para responder esta pregunta. Muchos financiadores que llevan a cabo procesos participativos de selección de sus donatarias han escrito sobre el valor de involucrar a las y los activistas en las decisiones sobre el financiamiento para los movimientos en los que participan. Las experiencias de las organizaciones financiadoras que han tenido esta clase de procesos participativos desde sus inicios, como Red Umbrella Fund y FRIDA—the Young Feminist Fund, han sido importantes fuentes de influencia e inspiración para Fondo Semillas. Sin embargo, no estábamos seguras de cómo hacer esta transición 25 años después de haberse fundado la organización.

Fondo Semillas (All Rights Reserved)

En un foro de asesoras organizado por Fondo Semillas, 40 activistas discutieron sobre el estado de la organización feminista en México.


Recuperar los valores de la filantropía feminista.

El viaje de Fondo Semillas hacia la selección participativa de sus donatarias comenzó en el marco de nuestra planeación estratégica, durante un proceso de creación de consensos en torno a nuestros principios y valores institucionales como organización financiadora. Para hacerlo, nos dividimos en grupos de trabajo que incluían a integrantes del personal y del consejo directivo, organizaciones beneficiarias actuales y anteriores, y otras aliadas del movimiento feminista mexicano. Estos grupos destacaron los valores que son fundamentales para la identidad feminista del fondo, como el poder compartido, la inclusión, la horizontalidad y la diversidad. A través de estas conversaciones, reflexionamos sobre la medida en que nuestra propia práctica de dar recursos para los derechos de las mujeres reflejaba estos ideales. Acordamos que era imperativo prestar más atención a la política de cómo se lleva a cabo el otorgamiento de donativos: a quién se incluye y a quién se excluye, qué estilo de liderazgo se reconoce, cómo se toman las decisiones y cómo se establecen las agendas.

En nuestros 27 años de financiar el activismo por los derechos de las mujeres, hemos aprendido que nuestra función no es asignar recursos de forma prescriptiva, impulsando cambios específicos en las políticas

En nuestros 27 años de financiar el activismo por los derechos de las mujeres, hemos aprendido que nuestra función no es asignar recursos de forma prescriptiva, impulsando cambios específicos en las políticas. Por el contrario, en nuestra experiencia, estos cambios surgen a partir de un movimiento feminista fuerte, el cual también contribuye de manera fundamental a resistir ante los retrocesos y mantener las victorias ya obtenidas para los derechos de las mujeres. Muy pronto nos dimos cuenta de que era un tanto contradictorio afirmar –como siempre lo hemos hecho– que las mujeres de base son las expertas en los temas que enfrentan sus comunidades, y al mismo tiempo no involucrarlas plenamente en las decisiones sobre cómo asignar fondos para las agrupaciones de mujeres de base. Antes, Fondo Semillas decidía el otorgamiento de donativos con el apoyo de pequeños comités de selección integrados por miembros del personal y del consejo directivo, así como algunas expertas que a veces, pero no siempre, pertenecían a grupos que habían sido apoyados por el fondo. Decidimos que, para reflejar verdaderamente nuestros valores, las activistas feministas de base tenían que desempeñar un papel mucho más importante en el proceso de toma de decisiones.

Definir la participación

El término “participación” se usa mucho sin gran claridad. Existen muchos modelos distintos de selección participativa de donatarias. Algunos de ellos incluyen a representantes de determinados movimientos o comunidades en las decisiones sobre la asignación de recursos, mientras que otros involucran a los propios solicitantes.

Con el apoyo de las beneficiarias actuales y anteriores y otras aliadas feministas, Fondo Semillas revisó los modelos existentes y finalmente decidió incluir dos formas principales de participación en su nuevo proceso de selección. En primer lugar, Fondo Semillas organizó un foro con 40 representantes diversas del movimiento feminista mexicano. El equipo de Fondo Semillas seleccionó a las representantes en función de su disponibilidad, conocimiento de contextos regionales específicos y áreas de competencias temáticas. Después de revisar los perfiles organizacionales de las posibles agrupaciones beneficiarias, las participantes del foro discutieron en grupos pequeños sobre el estado de la organización feminista en México, primero por región y luego por área temática.

Debido a que más de 400 grupos de derechos de las mujeres de todo México respondieron a nuestra convocatoria abierta para la presentación de propuestas, habría sido logística y financieramente imposible incluir a todos los interesados en el foro. Sin embargo, el proceso de revisión nos permitió identificar 178 organizaciones finalistas, que luego votaron entre ellas a través de un proceso de selección entre pares. Fondo Semillas dividió a las finalistas en grupos temáticos específicos de 10 a 20 organizaciones, donde revisaron las propuestas de las demás (los nombres de las organizaciones se eliminaron para fines de confidencialidad). Cada organización emitió tres votos, y las finalistas con más votos recibieron un donativo.

Cada forma de participación agregó un valor único al proceso de selección; el foro permitió un análisis estratégico más profundo del movimiento feminista en México, mientras que el proceso participativo de selección entre las finalistas aseguró la transparencia en la etapa final de toma de decisiones. Además, nuestro temor de que el proceso participativo pudiera causar tensión entre las activistas era infundado; por el contrario, hubo una homogeneidad considerable en los resultados de la votación, lo que dio mayor legitimidad al proceso. Sin embargo, Fondo Semillas todavía está discutiendo cómo mejorar los procesos de votación entre pares cuando se trata de cuestiones que aún generan opiniones divididas dentro del movimiento feminista mexicano, como el trabajo sexual.

Reconocer el valor del aprendizaje colectivo (y aceptar la imperfección)

Una de las lecciones más importantes que aprendimos a través de este proceso fue que mientras tuviéramos claro el porqué de involucrar a las activistas feministas en nuestras decisiones de otorgamiento de donativos, el cómo hacerlo podría irse perfeccionando con el tiempo. En otras palabras, si el proceso participativo no funcionaba a la perfección durante el piloto, nuestra respuesta no sería descartar por completo la idea y volver a convocar pequeños comités de selección.  

Por ende, el proceso participativo de otorgamiento de donativos utilizado por Fondo Semillas se entiende mejor como un modelo en evolución y un proceso reiterado que mejorará con cada ciclo de financiamiento. En nuestra experiencia, el lidiar con los aspectos políticos del proceso y aprender de forma colectiva es increíblemente valioso en sí mismo.

Cuando diseñamos nuestro modelo participativo de otorgamiento de donativos, queríamos facilitar un proceso que fuera útil para el movimiento feminista mexicano y que contribuyera al aprendizaje compartido y a la construcción de movimientos. Las participantes confirmaron que el proceso logró ese objetivo al proporcionar un espacio muy necesario para que las activistas se reunieran y analizaran el estado de sus actividades de organización (qué está funcionando, qué debe mejorarse y cuál es la mejor forma de avanzar) y al mismo tiempo pudieran aprender sobre las estrategias de otros grupos e identificar oportunidades de colaboración.

Cuando Fondo Semillas comenzó a reconsiderar su proceso de otorgamiento de donativos, sentíamos que estábamos preparadas para imaginar nuevas maneras de relacionarnos con el dinero y con el poder, pero en la práctica, nos inquietaban los elementos desconocidos que pudieran resultar de ceder el control. Sin embargo, nos tranquilizó la convicción de que los movimientos pueden desafiar el poder y transformar la realidad de formas que no están al alcance de los financiadores, los expertos y las organizaciones particulares. Con eso en mente, invitamos a las activistas a participar y las escuchamos.