En octubre del año pasado se publicó un libro de dibujos realizados por niños y niñas de escuelas de Argentina, en el marco de un proyecto en el que participaron el Ministerio de Educación y Derechos Humanos de la Provincia de Río Negro, la Universidad Nacional de Río Negro y UNICEF Argentina. Este libro, titulado Lo esencial es visible a los ojos: Niños dibujando la economía, presenta dibujos y pinturas sobre el tema de la economía (tanto macroeconomía como economía doméstica) realizados por niños de cuarto grado (9-10 años) de escuelas de la provincia de Río Negro, Patagonia, en diciembre de 2023. El libro también contiene textos breves escritos por expertos con reflexiones sobre estas obras de arte desde diferentes perspectivas disciplinarias, como la educación, la psicología, la economía, la psicopedagogía y la sociología.
Se plantearon a los niños preguntas que ayudaron a estructurar el proyecto del libro: ¿Qué identifican ellos como «economía»? ¿Cómo ven, piensan y sienten los niños su contexto socioeconómico? ¿Perciben una crisis? ¿Qué actores económicos identifican? ¿Afecta el contexto económico a su vida cotidiana y, en caso afirmativo, de qué manera? ¿Cambiarían algo? De este modo, este libro ha tratado de reconstruir, sistematizar e interpretar en representaciones gráficas cómo les afecta este aspecto concreto de sus vidas: la economía. Los niños ampliaron estas preguntas en entrevistas grabadas tras la publicación del libro. Este proyecto no solo representa un esfuerzo por arrojar luz sobre cómo entienden los niños su propia situación económica, sino que también aborda cuestiones urgentes en materia de derechos humanos.
El derecho de los niños a expresar su opinión
Las convenciones de derechos humanos reconocen y protegen el derecho a la libertad de opinión y expresión de todas las personas. Esto queda muy claro en la Declaración Universal de Derechos Humanos, que establece que «toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y a la libertad de expresión; este derecho incluye la libertad de opinar sin interferencias y de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de cualquier medio y sin importar las fronteras» (art. 19). Por su parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce que «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho incluye la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma de arte o por cualquier otro medio de su elección» (art. 13.1).
El alcance de los derechos de opinión y expresión en la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es aún más amplio: «Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afecten al niño, tomándose en cuenta en su opinión el juicio del niño, en función de la edad y la madurez del niño» (art. 12). Además, «el niño tendrá derecho a la libertad de expresión; este derecho incluirá la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o impresas, en forma de arte o por cualquier otro medio de comunicación de su elección» (art. 13).
El Comité de los Derechos del Niño deja claro que estos derechos abarcan las cuestiones económicas, al exigir en su Observación general n.º 12 de 2009 sobre «El derecho del niño a ser escuchado» que la economía se considere una de las «cuestiones» que les afectan directamente (párr. 87). Del mismo modo, la Observación general n.º 19 (2016) sobre «El gasto público y los derechos del niño» (art. 4) exige «entornos propicios para que los funcionarios públicos y la sociedad civil, incluidos los niños, puedan supervisar, participar e interactuar de manera significativa en los procesos presupuestarios mediante sistemas de gestión financiera pública transparentes, receptivos y responsables» (párr. 1).
La infraestructura jurídica para la protección de este derecho específico aún no ha desarrollado una conceptualización completa, precisa y sofisticada del contenido de la «opinión» que puede expresarse libremente, de conformidad con el artículo 12 de la CDN, ya sea a nivel nacional o internacional. Pero expresar una opinión, en este contexto, no es simplemente «decir lo que se piensa». Los procesos de construcción de una relación con el conocimiento a través del cual vemos y nombramos el mundo abarcan tanto lo que los niños piensan y han aprendido como lo que experimentan, sufren y disfrutan. El proyecto documentado por Lo esencial es visible a los ojos brindó a los niños de Río Negro, muchos de los cuales viven en una gran precariedad económica, la oportunidad de reflexionar y expresar esas experiencias en forma artística.
La pobreza vista a través de los ojos de los niños
La amplia muestra de dibujos que componen esta colección se puede organizar en tres categorías principales. En la primera categoría, que comprende la mayoría de los dibujos, queda claro que para los niños, la economía en Argentina es sinónimo de escasez, desigualdades, injusticias, angustia y violencia, todo lo cual se traduce en sufrimiento psíquico. La falta de acceso a bienes básicos (alimentos, ropa, vivienda, agua), la inflación, la pobreza, la inseguridad, la financiarización de ámbitos de la vida relacionados con la reproducción social y la contaminación son algunos de los temas recurrentes en los dibujos. En el segundo grupo de dibujos, se hace evidente la empatía y la importancia de la comunidad («Ayudar a los demás»; «Hola, ¿me das un poco de dinero, por favor? ¡Sí, claro!»). Y el tercer y más pequeño grupo refleja el clima de la época, destacando temas como el individualismo, el egoísmo y la falta de empatía. Uno de estos dibujos muestra a una niña que, cuando un vagabundo le pide dinero, le responde: «¿Quién te va a dar una moneda? Es porque eres pobre».
Los dibujos que componen esta colección muestran claramente la «conciencia económica situada» de los niños, demostrando que sus preocupaciones, representadas de forma gráfica, incluyen un marcado y espontáneo interés por las cuestiones económicas. La desigualdad y la pobreza producen un profundo sufrimiento subjetivo en los niños. A una edad temprana, ya saben, sienten y quieren muchas cosas relacionadas con la economía, pero no existe un canal adecuado a través del cual puedan expresarse y ser escuchados u obtener más información. Esto es un problema desde el punto de vista jurídico, ya que la realización efectiva del derecho de los niños a expresar su opinión sobre cuestiones económicas depende de la existencia de medios concretos y específicos que lo faciliten.
Para ello, el Estado debe garantizar los medios para que los niños puedan acceder, recibir y difundir información y opiniones relacionadas con la economía, ya sea de forma oral, escrita o artística, según el interés y las posibilidades de cada grupo de edad, ejerciendo su derecho a expresar sus opiniones y sentimientos. Las escuelas desempeñan aquí un papel crucial, ya que pueden crear un entorno y ofrecer los medios para facilitar y promover la realización del derecho de los niños a aprender y a expresar una opinión informada sobre cuestiones económicas. En cualquier caso, es evidente que los organismos internacionales de derechos humanos lo exigen, y es fundamental comprender que esta acción no puede limitarse a la educación. De hecho, es necesario adoptar medidas reales y sustantivas para hacer frente a los vergonzosos niveles de pobreza e indigencia en zonas de Argentina que necesitan de manera urgente e inmediata la aplicación de políticas de desarrollo inclusivo y sostenible centradas específicamente en las necesidades de los niños.