La apropiación rusa de los derechos humanos

Gente en la Plaza Roja de Moscú celebrando la noticia de la reincorporación de Crimea a Rusia en 2014. Crédito: BendeBruyn / iStock

El 9 de noviembre de 2022, en medio de la actual guerra de Rusia contra Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin anunció una estrategia de seguridad nacional centrada en los valores espirituales y morales tradicionales. El decreto de Putin deja entrever una estrategia nacionalista y autocrática para socavar los derechos humanos al tiempo que pretende consagrarlos.

 

Contraponer derechos y valores

Según el decreto de 2022, una sociedad rusa unificada por un único sistema de valores, respaldada por leyes, actores religiosos y agentes de seguridad del Estado, debía mostrarse fuerte y victoriosa frente a la amenaza de influencias extranjeras. Estos valores estaban siendo amenazados por "las actividades de organizaciones extremistas y terroristas, ciertos medios de comunicación de masas y comunicaciones masivas, las acciones de los Estados Unidos de América y otros estados extranjeros hostiles, una serie de corporaciones transnacionales y organizaciones extranjeras sin ánimo de lucro". 

Pero, ¿cuáles son exactamente los valores tradicionales que Rusia dice defender frente a los países occidentales y las organizaciones internacionales? El documento ofrece una lista: "la vida, la dignidad, los derechos humanos y las libertades, el patriotismo, la ciudadanía, el servicio a la Patria y la responsabilidad por su destino, los altos ideales morales, una familia fuerte, el trabajo creativo, la prioridad de lo espiritual sobre lo material, el humanitarismo, la misericordia, la justicia, el colectivismo, la ayuda mutua y el respeto recíproco, la memoria histórica y la continuidad de las generaciones, la unidad de los pueblos de Rusia". Esta lista puede resonar en muchas audiencias de tendencia conservadora o religiosa, incluso fuera de Rusia. ¿Quién querría oponerse a la misericordia, la justicia o el respeto? ¿Quién querría oponerse a los derechos humanos? 

La clave está en que se dice que los valores tradicionales incluyen los derechos humanos. Por lo tanto, cualquier objetivo que supuestamente contradiga estos valores tradicionales puede ser denegado como reivindicación legítima de derechos humanos. El documento es bastante explícito sobre qué reivindicaciones individuales de derechos humanos quedan excluidas: el derecho a la objeción de conciencia al servicio militar (descrito en el documento como "negación de los ideales de patriotismo y servicio a la Patria"), los derechos reproductivos como el acceso al aborto seguro ("negación de ... la continuación natural de la vida"), algunos aspectos de los derechos de las mujeres y los niños ("negación de ... valores de una familia fuerte, el matrimonio, las familias numerosas"), la libertad de expresión artística (a la que se hace referencia con la nebulosa frase "negación de ... el trabajo creativo") y los derechos LGBTQI+ ("destrucción de la familia tradicional mediante la propaganda de relaciones sexuales no tradicionales").

En resumen, surge una jerarquía de reclamaciones de derechos humanos, que separa los derechos humanos admisibles de los no admisibles y da prioridad a las reclamaciones y derechos colectivos sobre los individuales. 

 

El papel del Estado y la Iglesia rusos

Las razones de la apropiación rusa de los derechos son al menos dos: en primer lugar, las estructuras de poder autocráticas existentes en Rusia se benefician de la denigración del lenguaje, los conceptos y las instituciones de los derechos humanos. En segundo lugar, al cuestionar los instrumentos internacionales de derechos humanos por considerarlos occidentales y sesgados, y movilizar un discurso alternativo y conservador sobre los derechos humanos a escala internacional, Rusia se asegura su propio estatus como antagonista de las democracias liberales occidentales y como líder potencial de una mayoría antiliberal en la política mundial. 

En las dos últimas décadas, los actores estatales rusos y la Iglesia Ortodoxa Rusa han llegado a desempeñar un papel cada vez más importante a la hora de socavar las interpretaciones establecidas del derecho internacional de los derechos humanos. El reciente simposio del International Journal of Constitutional Law "The (Mis)appropriation of Human Rights by the New Global Right" analizó varios casos de apropiación de derechos en todo el mundo, incluidos Brasil, Turquía, India, Estados Unidos bajo la administración Trump, Uganda, Nigeria y Ghana. Los agentes estatales rusos y la Iglesia Ortodoxa Rusa son relativamente nuevos en la impugnación de los derechos humanos internacionales, ya que no entraron en escena hasta 2010.

Mi artículo en el simposio analiza tres estudios de caso de apropiación de derechos por parte de Rusia, centrándose en los valores tradicionales, la familia y la educación en casa. En cada uno de estos casos, encontramos actores rusos que reinterpretan y reutilizan las instituciones que fueron creadas inicialmente para la promoción y protección de los derechos humanos, en particular la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En todos los casos, los dirigentes estatales y eclesiásticos rusos cooptaron el lenguaje de los derechos humanos para promover un programa antiliberal y nacionalista. 

Este programa político socava los valores democráticos y se dirige contra determinados grupos y sus derechos y libertades, especialmente la sociedad civil liberal, la oposición política y la comunidad LGBTQI+. En nombre de los valores tradicionales, el gobierno ruso ha aprobado leyes que penalizan la difusión de información sobre los derechos del colectivo LGBTQI+ y cualquier comportamiento que se considere ofensivo para la sensibilidad religiosa. Se ha exigido a las ONG que reciben financiación del extranjero que se registren como "agentes extranjeros"; muchas han sido clausuradas por las autoridades.  

 

Influencias transnacionales, responsabilidades internacionales

La gran ironía de la agenda de la derecha conservadora rusa es que debe buena parte de su contenido y estrategia a las influencias occidentales. A menudo se cree que la afirmación rusa de los valores tradicionales tiene su origen exclusivo en la creencia histórica en el "camino especial" de Rusia, la fe ortodoxa rusa o una identidad nacional perdurable. Pero, como Dmitry Uzlaner y yo hemos demostrado recientemente en detalle, la agenda rusa de valores tradicionales surgió de un proceso de aprendizaje basado en una red transnacional de actores y en la movilización de temas y estrategias asociados principalmente con las guerras culturales de Estados Unidos y el activismo de la derecha cristiana estadounidense. Las influencias transnacionales han sido fundamentales para la adopción del conservadurismo por parte de Rusia.

En este contexto, los actores y las organizaciones internacionales de derechos humanos tienen una responsabilidad especial a la hora de abordar esta apropiación de los derechos humanos. Los activistas y defensores deben ser conscientes de que muchas de las estrategias y herramientas políticas creadas para apoyar y ampliar los derechos individuales -la organización de movimientos sociales, el activismo cívico, la acreditación de ONG ante organizaciones internacionales y foros de diálogo, etc.- están siendo utilizadas hoy por actores que pretenden limitar los derechos humanos individuales en nombre de la soberanía nacional, el tradicionalismo y la religión. La comunidad internacional de derechos humanos debe reforzar constantemente el límite entre el pluralismo democrático legítimo y el uso cínico de los derechos humanos con fines antidemocráticos.