Guía de una activista de la responsabilidad tecnológica para un cambio genuino

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Como activistas, solemos plantear nuestros retos como declaraciones de problemas. Esa no fue una excepción en un taller al que asistí hace poco, facilitado por JustLabs, en el que nuestro reto se enmarcó en un problema específico: los acuerdos de confidencialidad que los trabajadores de las grandes empresas tecnológicas están obligados a firmar y que sofocan las posibles denuncias y el activismo. Dada la naturaleza específica del tema, este marco centrado en el problema tiene sentido. Avanzar hacia un futuro sostenible, equitativo y justo requiere que identifiquemos, nos centremos y abordemos problemas manejables que están perjudicando de manera activa a nuestras comunidades en la actualidad.

Pero los activistas se enfrentan inevitablemente a decisiones que requieren que hagamos concesiones, o como JustLabs las llama, "tensiones". Las tensiones no son intrínsecamente malas, ni se pueden evitar, pero son importantes. Sin embargo, creo que debemos modificar el viejo aforismo: lo que hacemos importa y, también, importa cómo lo hacemos. Esa es la única manera de crear un cambio real y sostenible.

Esta idea no es original ni novedosa. La escritora y poeta Audre Lorde, durante su intervención en una conferencia de la Universidad de Nueva York en 1984, afirmó: "Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio". Si no hacemos caso a las palabras de Lorde, nos arriesgamos a fortalecer los mismos sistemas de violencia y opresión que produjeron las todopoderosas corporaciones de Big Tech que perjudican a nuestras comunidades cada día. Nos arriesgamos a que la causa retroceda en lugar de avanzar.

Por lo tanto, la pregunta sigue siendo: ¿cómo abordamos las tensiones? ¿Cómo podemos ampliar nuestro pensamiento más allá de las declaraciones de problemas específicos para asegurarnos de que estamos trabajando hacia lo que Lorde llama un "auténtico cambio"? He aquí algunas preguntas que podrían ayudarnos.

¿Cuáles voces están presentes o faltan?

Este fue un punto clave que Audre Lorde planteó en su discurso en la Universidad de Nueva York. Lorde habló de las limitaciones de las herramientas del amo al tiempo que criticó que la conferencia invitara a muy pocas mujeres negras y lesbianas. "¿Qué significa que se utilicen las herramientas de un patriarcado racista para examinar los frutos de ese mismo patriarcado?", dijo. "Significa que sólo son posibles y admisibles los parámetros más estrechos de cambio".

Lorde nos enseña que debemos involucrar no sólo diversas voces, sino también las voces de los más marginados entre nosotros. Más que esto, debemos involucrar no sólo una voz, sino tomar el liderazgo de estas voces en nuestra lucha.

¿De quién es el poder que estamos abordando, afianzando o construyendo?

Durante el taller, titulado "Apoyar los derechos en un mundo digitalizado", una de las primeras ideas de nuestro grupo fue educar a los futuros ingenieros de software de las grandes empresas tecnológicas, que se gradúan en las mejores universidades como el MIT y Stanford, acerca de las formas en que los acuerdos de confidencialidad pueden ser una muleta para ellos. Es un buen comienzo, pero no puede ser el final. Los hombres blancos que estudian informática en las instituciones de educación superior de élite en Estados Unidos son los que tienen más poder entre nosotros.

Esta indicación nos empuja a reflexionar: ¿cómo podemos entonces construir el poder de los que tienen menos recursos? ¿Cómo podríamos organizar y construir el poder entre los moderadores de contenidos de Facebook y YouTube en Kenia y Filipinas, los trabajadores de Amazon en las bodegas y los trabajadores de las fábricas que ensamblan el hardware de Apple?

No basta con pedir cuentas a las grandes empresas tecnológicas. Si derribamos Facebook y Google, si todo se mantiene igual, otras corporaciones vendrán a sustituirlas en su tiranía. Para usar los términos de Lorde, no habríamos afectado al cambio genuino.

¿Qué tipo de mundo estamos construyendo? ¿Cuál es nuestra visión a largo plazo?

Para citar a la organizadora, educadora y comisaria Mariame Kaba, "empecemos nuestro viaje abolicionista no con la pregunta ‘¿Qué tenemos ahora y cómo podemos mejorarlo?’ En su lugar, preguntemos: '¿Qué podemos imaginar para nosotros y para el mundo?' Si lo hacemos, nos esperan posibilidades ilimitadas de un mundo más justo".

¿Qué podría ser este mundo? Otra gran pensadora, la difunta bell hooks —autora, poeta y crítica cultural— articula de manera clara el suyo como un mundo en el que se erradica el patriarcado supremacista blanco y capitalista. hooks nos pide que "imaginemos que vivimos en un mundo en el que no hay dominación... Imaginemos que vivimos en un mundo en el que todos podemos ser quienes somos, un mundo de paz y posibilidad".

Nuestra respuesta no debería limitarse a "un mundo sin acuerdos de confidencialidad". Si bien un mundo en el que los trabajadores de la tecnología puedan expresarse es mejor, ¿qué hay de un mundo en el que los trabajadores tengan poder, participen en la toma de decisiones y sean dueños de los medios que utilizan para producir capital? Esta visión mucho más amplia de un mundo mejor nos ayudará a lograr un cambio aún mayor.

No basta con pedir cuentas a las grandes empresas tecnológicas. Si derribamos Facebook y Google, si todo se mantiene igual, otras corporaciones vendrán a sustituirlas en su tiranía.

Las respuestas a estas tres preguntas no deberían obligar a tener decisiones binarias. Por el contrario, las respuestas a estas preguntas pueden poner de manifiesto tensiones que aún no hemos considerado debido a nuestra propia socialización bajo el patriarcado capitalista supremacista blanco.

Durante los dos días que pasamos juntos, nuestro reto fue reducir el dominio que las grandes empresas tecnológicas ejercen sobre nuestro gobierno, nuestra economía y nuestra sociedad, y así desbaratar la potencia de sus acuerdos de confidencialidad. Estos son algunos de los cambios que yo haría sobre la base de las indicaciones que mencioné antes:

Codiseño. Nos faltan las voces clave de los más afectados por el mal comportamiento de las empresas tecnológicas. No sólo debemos involucrar esas voces, sino también seguir su ejemplo. Debemos seguir el ejemplo de los trabajadores tecnológicos con bajos salarios fuera de Estados Unidos, de quienes sobreviven agresiones sexuales y sexismo en las grandes empresas tecnológicas.

Construir el poder de los trabajadores. En lugar de cosificar las estructuras de poder existentes —el clasismo, el corporativismo y el institucionalismo—, también debemos construir nuevas estructuras de poder: los sindicatos, las unidades de negociación y la solidaridad de los trabajadores. Nuestra concienciación entre los futuros, actuales y pasados trabajadores tecnológicos debe incluir la construcción del poder colectivo como parte del análisis.

Construir un mundo con tecnología de propiedad pública. Ninguna corporación debería ser dueña de los canales modernos de comunicación, ni del depósito de la información mundial, ni del acceso a un mercado global. Nosotros, el pueblo, y los trabajadores que los construyeron, deberíamos hacerlo.

Este es el mundo que quiero construir. En todo lo que hago, incluso en lo que respecta a los acuerdos de confidencialidad de las grandes empresas, me oriento hacia estos principios como mi estrella polar. Mientras construyes mundos futuros, espero que estas indicaciones te animen y te ayuden a localizar cualquier Estrella del Norte que sea verdadera para ti.