Espacios de trabajo para el cuidado de los derechos humanos

Fuente: Pixabay / Mohamed Hassan

La pandemia de la covid-19 trajo una nueva urgencia para entender el cuidado de nuestro bienestar como una parte fundamental de nuestros espacios de trabajo. Se trata de un importante llamamiento a la acción, tanto porque hay muchos problemas que deben abordarse en los espacios de trabajo como porque nuestra experiencia como trabajadores y activistas del cambio social es necesaria para integrar los cuidados en todos los espacios de trabajo.

El proyecto Caring Workspaces nació de estas observaciones. Se desarrolló como un proyecto piloto para promover prácticas inclusivas, diversas y solidarias en los sectores de la sociedad civil y la empresa social. La gran lección que nos ha enseñado este trabajo es que, como agentes de cambio social, tenemos que hablar de nuestros valores fundamentales dentro de nuestras organizaciones tanto como lo hacemos hacia afuera al trabajar para cambiar el mundo.

El enfoque de cuidado que adoptamos en este proyecto reconoce la división desigual de los roles de cuidado y recepción creada como resultado de los sistemas binarios de género. Como tal, un espacio de trabajo puede definirse como cuidador si pretende ser físicamente inclusivo; garantiza las necesidades de cuidado, las condiciones de trabajo y los derechos de sus empleados; desarrolla políticas y programas para su bienestar; y mantiene una toma de decisiones igualitaria y participativa a todos los niveles.

La repercusión de la covid-19 en las condiciones de trabajo de los defensores de derechos humanos

Las condiciones de trabajo de los defensores de derechos humanos y de los profesionales de la sociedad civil eran un problema mucho antes de la pandemia de la covid-19. Quienes trabajan en el sector sin ánimo de lucro siempre han tenido dificultades para hablar de sus derechos sociales, su salud mental y su bienestar en el trabajo, a pesar de estar expuestos a un estrés importante y a unas condiciones laborales precarias. En un estudio realizado por la Universidad de York en 2017, el 86 % de los defensores de los derechos humanos en riesgo expresaron que estaban "algo" o "muy" preocupados por su salud mental. Otro estudio global reveló que las organizaciones de derechos humanos suelen ser incapaces de responder al bienestar de los empleados.

Estas vulnerabilidades se vieron agravadas por la pandemia, que creó mucha tensión entre las responsabilidades de cuidado de las personas en sus ámbitos privados y en su vida laboral. Según los estudios realizados por el proyecto RESISTIRÉ, el cierre de muchos centros de atención y la obligación de permanecer en casa tuvieron un impacto significativo en las personas que tienen responsabilidades de cuidado de niños, ancianos, discapacitados u otros.

Las mujeres sufrieron las consecuencias del aumento del trabajo de cuidado no remunerado en el hogar y la disminución del empleo, lo que amplió la brecha de género en cuanto a salario, empleo y responsabilidades de cuidado. Aunque hubo algunas políticas que produjeron soluciones rápidas para cambiar las condiciones de la pandemia, la desigualdad de género quedó en segundo plano; las mujeres y las personas LGBTI+ no pudieron participar en los mecanismos de toma de decisiones y, por tanto, sus problemas fueron ignorados.

Espacios de trabajo inclusivos, diversos y solidarios

El proyecto Caring Workspaces trata de crear conjuntamente la "mejor historia" de un espacio de trabajo solidario que promueva la inclusión, la diversidad, la seguridad y el cuidado de los empleados en todos los niveles. Se basa en un enfoque de género+, que reconoce que las intersecciones de género con la edad, la raza/etnia, la clase, la discapacidad y la sexualidad pueden ser especialmente significativas en el análisis del impacto que las respuestas políticas a la covid-19 tienen sobre las desigualdades.

En este contexto, dos organizaciones —Postane y Hafıza Merkezi— han unido sus fuerzas para crear una agenda de espacios de trabajo más inclusivos, diversos y solidarios. Postane es un centro urbano de Estambul que alberga comunidades orientadas al impacto social, ambiental y urbano, así como producciones culturales en colaboración. Hafıza Merkezi (o el Centro de la Memoria, Justicia y Verdad en español) es una organización de derechos humanos con sede en Turquía que también proporciona subdonaciones y apoyo al desarrollo de capacidades a las ONG basadas en los derechos.

En 2017, el 86 % de los defensores de los derechos humanos en riesgo expresaron que estaban "algo" o "muy" preocupados por su salud mental.

Entonces, ¿cómo podemos decir exactamente si un espacio de trabajo es inclusivo y está basado en el cuidado? Para responder a esta pregunta, proponemos un marco en el que un espacio de trabajo solidario tiene cinco cualidades fundamentales.

En primer lugar, la calidad del espacio: ¿Es el espacio de trabajo físicamente inclusivo, diverso, seguro, accesible y participativo? En segundo lugar, un aspecto de políticas: ¿Existen políticas que garanticen el bienestar social, económico, mental y físico de los trabajadores? Tercero, relacionado con el ángulo de políticas: ¿Existen programas y mecanismos para garantizar la aplicación del enfoque asistencial? En cuarto lugar, un aspecto comunitario: ¿Existen espacios para la discusión y la reflexión colectiva, y son los procesos comunitarios y de gobernanza diversos, inclusivos y participativos? Y, por último, más allá del lugar de trabajo: ¿Se preocupa el espacio de trabajo por su impacto social, las relaciones externas y la comunicación?

Las cualidades espaciales tienen en cuenta las necesidades físicas de todas las personas que lo utilizan, y pretende garantizar tanto aspectos físicos en relación con la seguridad laboral como la participación de los empleados en el proceso de diseño. Un espacio de trabajo cuidadoso también cuenta con políticas que garantizan salarios respetables para los empleados, beneficios, horas de trabajo, salud mental y física, y bienestar. Al incorporar una perspectiva de género+, desarrolla prácticas que tienen en cuenta las necesidades y los derechos de las mujeres y de los empleados LGBTI+, como la oferta de permisos para la terapia menstrual u hormonal. Desarrolla programas que apoyan el bienestar de los empleados y crea oportunidades para que éstos expresen sus opiniones y demandas. Los principales cargos directivos tienen una perspectiva inclusiva y diversa, y estos principios se tienen en cuenta en la creación de comunidades. Por último, un lugar de trabajo solidario tiene responsabilidades no sólo con su propia organización y sus empleados, sino también más allá del espacio de trabajo, con sus socios, beneficiarios y grupos objetivo.

El proyecto Caring Workspaces

Está claro que las organizaciones tienen diferentes capacidades materiales para realizar estos objetivos. Sin embargo, la idea que intentamos plantear aquí no es material. Se trata de cambiar una mentalidad. Transformar nuestros espacios de trabajo sólo es posible si reconsideramos nuestras prioridades.

Para ello, en el marco del proyecto: i) hemos llevado a cabo una investigación (actualmente sólo disponible en turco) sobre organizaciones y prácticas organizativas en Turquía y Europa que pueden servir como buenos ejemplos de espacios de trabajo solidarios; ii) hemos elaborado una lista de comprobación para la autoevaluación de las organizaciones; y iii) estamos facilitando una campaña que somete las buenas prácticas a votación y las premia para darles visibilidad y fomentarlas. Al final del proyecto, concederemos un premio Caring Workspaces a la organización que reciba más votos de nuestra comunidad.

Dado que el proyecto es un estudio piloto de RESISTIRÉ, un consorcio europeo para el desarrollo de propuestas políticas que aborden las desigualdades de género creadas por la pandemia de la covid-19, las organizaciones que pueden nominar a otras para el premio deben estar establecidas en los Estados miembros de la UE, en el Reino Unido, Serbia, Islandia o Turquía, ya que este es el ámbito del proyecto RESISTIRÉ.

Para terminar

A través de este proyecto, construimos una agenda para el cambio desde dentro que pone el cuidado en el centro de nuestros espacios de trabajo. Esta agenda se basa en la intersección entre el cuidado y el género, pero también va más allá para incluir las dimensiones del bienestar, la comunidad, la diversidad y la inclusión. Llevar a cabo esta agenda como un debate público ha sido valioso, ya que las cuestiones relacionadas con nuestros espacios de trabajo se suelen delegar exclusivamente en los gerentes, administradores o departamentos de recursos humanos. En contraste con esta percepción común, queríamos mostrar que un enfoque de cuidado en nuestros espacios de trabajo tiene muchas dimensiones transversales y que no debería seguir siendo únicamente asuntos internos/organizativos. Esto es clave porque la calidad de nuestro espacio de trabajo determina no sólo la credibilidad de nuestra causa, sino también su impacto.

Un enfoque esperanzador ha sido clave para nosotros en este proyecto. Por eso hemos elaborado una lista de comprobación para que las organizaciones se autoevalúen, hemos recopilado las "mejores historias" para inspirar y estamos dando un premio para animar y celebrar. Y es con este espíritu de esperanza y solidaridad que les animamos a ustedes, como lectores de OpenGlobalRights, a que compartan sus historias de espacios de trabajo inspiradores para nominarlos al premio Caring Workspaces.