Discriminación, cooperación y construcción de comunidades

¿Qué ocurre con el comportamiento cooperativo de las personas cuando experimentan discriminación? La idea de que la discriminación puede afectar el comportamiento no es exagerada; después de todo, las experiencias persistentes de discriminación se han vinculado con enfermedades gravesdesigualdades considerables de escolarización y un trato diferencial dentro de los sistemas de justicia penal. En mi investigación sobre el vínculo entre la discriminación y la cooperación entre los romaníes en Eslovenia, encontré que los romaníes que declararon haber sufrido discriminación tienen muchas menos probabilidades de manifestar conductas de cooperación. Esto apunta a otra consecuencia perniciosa de la discriminación, que no solo perjudica más al individuo discriminado, sino también a la comunidad y al grupo en su conjunto.

Los romaníes, a quienes también se conoce despectivamente como “gitanos”, conforman la minoría ética más numerosa de Europa. Históricamente los romaníes han sido esclavizados de diversas maneras, deportados, asimilados a la fuerza y sometidos a genocidio. Si bien muchos romaníes se han integrado a sus poblaciones mayoritarias correspondientes, la mayoría de ellos permanecen segregados y enfrentan discriminación generalizada y desventajas sociales considerables. Los romaníes a menudo viven sin servicios públicos esenciales, como electricidad y drenaje, suelen recibir atención de salud deficiente, enfrentan importantes barreras de acceso a la educación y el empleo, y con frecuencia se determina que no merecen asistencia social. Los romaníes fueron excluidos socialmente por generaciones, y lo siguen siendo hoy en día.


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A Roma woman camps in Ballymun, Ireland.


Los romaníes son dignos de estudio por su propio derecho, como un grupo numeroso y desfavorecido. Pero las consecuencias de la discriminación que enfrentan también son importantes como ejemplo de un problema mundial. Cada sociedad tiene sus propios grupos marginados, incluidos los dalits en la India, los haitianos negros en la República Dominicana y los indígenas estadounidenses en los Estados Unidos. Entender los efectos de la discriminación en la cooperación y la dinámica de las comunidades tiene implicaciones de largo alcance para los grupos marginados en general, así como para el caso específico de los romaníes.

Entender cómo la discriminación afecta la cooperación requiere entender por qué es importante la cooperación en primer lugar. Cuando los integrantes de una comunidad tienen comportamientos que benefician a todos, la comunidad prospera, al igual que la gente que la conforma. Consideremos los “bienes públicos” como el aire limpio, la radio pública nacional o, al nivel de la comunidad, un grupo voluntario de vigilancia vecinal. Estos bienes benefician a todos, independientemente de si contribuyen o no recursos para mantenerlos. Sin embargo, si demasiado pocas personas contribuyen a mantener el bien mientras muchas acceden a él de manera gratuita, el bien puede agotarse. Si demasiadas personas (o entidades) contaminan, si nadie dona a la radio pública nacional o si nadie se presenta a las rondas de vigilancia vecinal, todas las personas se verán privadas del bien. Si, por el contrario, las personas contribuyen, todos se benefician.

Para medir en qué medida cooperan las personas, creé un videojuego sencillo en el que el participante y otros siete jugadores (simulados) construyen una torre. El juego se asemeja a la situación de bienes públicos que acabamos de describir: entre más personas ayuden a construir la torre, mejor estarán todos. Dado que todos se benefician de la torre en construcción, independientemente de si contribuyen o no, y como contribuir es costoso, la tentación de no contribuir (y beneficiarse de todas maneras) es clara. Contribuir, sin embargo, hace que todos en la comunidad estén mejor. Yo quería ver si existe una relación entre la experiencia de discriminación y los niveles de cooperación. En otras palabras, ¿los romaníes que declararon haber experimentado discriminación contribuían menos al bien público?

Sí, lo hacían. Al controlar para factores como el género, la edad, la educación, la riqueza y la confianza generalizada, encontré que los romaníes que declararon haber experimentado discriminación fueron significativamente menos propensos a contribuir a la torre: contribuyeron a la torre alrededor del 45 % de las veces, en promedio. Por el contrario, los romaníes que no declararon haber experimentado discriminación contribuyeron aproximadamente el 67 % de las veces, en promedio. La experiencia de la discriminación parece tener una relación significativa con niveles más bajos de comportamiento cooperativo (p<0.05).

Estos resultados tienen implicaciones en tres niveles, si no es que más: el individuo, la comunidad y el grupo (es decir, los romaníes en general).

Si la discriminación lleva a alguien a cooperar menos, esa falta de cooperación en sí puede causar aún más daño.

A nivel individual, la discriminación que conduce a una disminución de la cooperación probablemente dañará más a la persona. Si la cooperación es la norma socialmente aceptada en una sociedad, los individuos que se desvían pueden enfrentar consecuencias personales negativas adicionales. Por lo tanto, si la discriminación lleva a alguien a cooperar menos, esa falta de cooperación en sí puede causar aún más daño. Este daño adicional hace que la discriminación inicial sea todavía más problemática.

A nivel comunitario, se multiplica el daño. En este estudio, el 73 % de la población romaní declaró que había sufrido discriminación. Por lo tanto, la mayor parte de la comunidad tiene menos probabilidades de participar en estrategias de cooperación. Es de esperar que la comunidad prospere mucho menos que si contara con niveles altos de cooperación. En este momento es crucial señalar que los romaníes no se comportan de manera uniforme. A la luz de los estereotipos persistentes de los romaníes como tramposos y ladrones, vale la pena repetir este hecho evidente.

Por último, a nivel de grupo, puede desatarse un efecto cíclico devastador, y persistente. Si los integrantes de las poblaciones marginadas son menos propensos a cooperar, es posible que las repercusiones negativas no ocurran únicamente a nivel individual. En cambio, los que discriminan en primer lugar pueden observar una cooperación reducida, y sentirse justificados al mantener o incluso aumentar la discriminación. Si se estereotipa a todo el grupo como no cooperativo y se le discrimina con base en ello, cada individuo tendrá, de hecho, más probabilidades de no cooperar. Este círculo vicioso puede continuar indefinidamente, y así fortalecer la discriminación y hacer que el grupo esté todavía más marginado.

Los responsables políticos deben prestar atención. Cuando los grupos son marginados, no solamente se limitan las opciones de vida para los individuos excluidos, sino quizás también se restringen sus estrategias de desarrollo comunitario. Aunque realicé este estudio en el contexto de la población romaní, las experiencias de otros grupos marginados pueden seguir patrones similares. No es difícil encontrar más de estos grupos; las poblaciones marginadas existen en todo el mundo. En este momento, Europa corre el riesgo de crear nuevas grandes poblaciones marginadas conforme entran refugiados al continente. Si los responsables políticos quieren evitar perpetuar las dinámicas negativas de largo plazo entre las poblaciones mayoritarias y marginadas, o crear nuevas, deben considerar seriamente la integración duradera. Los participantes en este estudio sugieren que tales esfuerzos no serían en vano.