La opinión pública sobre los derechos humanos es el verdadero indicador de avances

En la década de los 1960, los países nórdicos iniciaron campañas de sensibilización para movilizar apoyo a favor de sus programas de asistencia, las cuales galvanizaron con eficacia el entusiasmo público por la distribución de la ayuda. En consecuencia, la ayuda nórdica tuvo una fuerte orientación hacia el desarrollo y apoyó metas humanitarias más amplias, incluida la mejora de los derechos humanos en los países en vías de desarrollo. Es posible aplicar esta misma lógica a la conexión entre el apoyo público para los derechos humanos y las posibilidades de que un gobierno nacional establezca los derechos humanos como parte de su programa de políticas públicas. Sin la insistencia del público, los líderes electos raramente darán prioridad al respeto y la protección de los derechos humanos en el país y alrededor del mundo.

La encuesta social es un componente fundamental de los métodos para medir la opinión pública. Pero aún no ha surgido tal “encuesta sobre derechos humanos” como una herramienta justificada o legitimada para conocer la manera en que el público entiende los derechos humanos y sus violaciones, o sus actitudes y experiencias al respecto. En su mayor parte, solo han aparecido sondeos de opinión dudosos con elementos seleccionados de los derechos humanos, que han proporcionado una comprensión limitada de lo que piensan los ciudadanos sobre el tema. Consideremos, por ejemplo, el Proyecto de Liderazgo en Política Exterior realizado por el Consejo de Relaciones Exteriores de Chicago, que comenzó a evaluar la importancia de los derechos humanos como marco de política exterior en 1978. En particular, el proyecto pidió al público que valorara la importancia de varios objetivos políticos estadounidenses, incluido el objetivo de defender los derechos humanos en otros países, y encontró que el objetivo de derechos humanos recibía consistentemente una calificación más baja que los objetivos que favorecían los intereses nacionales.   

Los sondeos de opinión disponibles no han logrado conceptualizar ni medir los derechos humanos en un espectro más amplio.

Incluso ahora, los sondeos de opinión disponibles no han logrado conceptualizar ni medir los derechos humanos en un espectro más amplio, y tampoco identifican de manera suficiente ni sistemática los rasgos individuales que determinan una mayor o menor orientación hacia los derechos humanos. A nivel mundial, hay cada vez mayor consenso en que los derechos humanos son multidimensionales y que existen notables diferencias entre los ciudadanos globales con respecto a sus orientaciones de derechos humanos. Debido a las actuales limitaciones de datos, algunas personas reflexivas han diseñado cuestionarios centrados explícita y exclusivamente en los derechos humanos y sus posibles determinantes.

El hecho de que esta innovación se haya realizado recientemente en Corea del Sur contradice la creencia común de que el país tiene una tradición liberal débil, muestra reminiscencias de los regímenes autoritarios y enfrenta un conflicto continuo con Corea del Norte. Tras la aprobación de una comisión nacional de derechos humanos en 2001 bajo el liderazgo del presidente Kim Dae Jung, galardonado con un premio Nobel, el país experimentó un gran avance en materia de derechos humanos. No mucho después, en 2005, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea del Sur (NHRCK, por sus siglas en inglés) realizó la primera encuesta sobre derechos humanos, la cual, a pesar de sus considerables limitaciones, sentó las bases para los siguientes esfuerzos mejorados para conocer la opinión pública sobre los derechos.

Considerablemente perfeccionada, la Encuesta nacional sobre derechos humanos de Corea del Sur (NHRSK, por sus siglas en inglés) de 2011 representó un avance significativo con respecto a las encuestas anteriores: en primer lugar, se concentró exclusivamente en entender los derechos humanos en general, con 170 preguntas. En segundo lugar, se basó en una muestra representativa a nivel nacional. En tercer lugar, muchos de sus elementos se derivaron sistemáticamente de los sondeos existentes sobre derechos humanos, para fines de comparación. En cuarto lugar, abarcó múltiples dimensiones de las orientaciones de derechos humanos, así como los rasgos individuales que las conforman. Patrocinada por la NHRCK, la encuesta fue diseñada por varios sociólogos coreanos formados en destacados programas de sociología de los EE. UU.


Demotix/Ben Weller (All rights reserved)

A labor rights demonstration in Busan. "The 2011 NHRSK revealed that respondents had high levels of awareness of human rights. However, levels of actual respondent-participation in rights-promoting activities were much lower."


La NHRSK de 2011 reveló que los encuestados tenían niveles considerablemente altos de conocimiento de los derechos humanos nacionales y globales. Sin embargo, los niveles de comportamiento real, es decir, la participación de los encuestados en actividades de promoción de derechos, como donar para apoyar a las minorías, firmar peticiones para causas de derechos humanos o ser miembros de alguna ONG de derechos humanos, fueron mucho menores (ver la figura 1). El nivel de apoyo, medido a través del respaldo de los encuestados para las políticas a favor de los derechos humanos, ocupó un espacio intermedio. Con el paso del tiempo, los niveles generales de conocimiento tanto de los derechos humanos nacionales como de los internacionales han aumentado (ver figura 2), lo que confirma la conocida tesis de la difusión de los derechos humanos alrededor del mundo. Lo que es aún más interesante es que los resultados sugieren que la residencia urbana, la educación y la ciudadanía global están estrechamente vinculadas con un mayor conocimiento y un compromiso más fuerte con los derechos humanos. Una orientación política liberal y un nivel más alto de confianza también se correlacionan con mayores niveles de conocimiento. El estatus socioeconómico de los encuestados, sin embargo, no parece ser relevante para ninguna dimensión de las orientaciones de derechos humanos.Figura 1. Dimensiones de las orientaciones de derechos humanos,

Corea del Sur (Koo et al., 2015)

Figura 2. Conocimiento de las prácticas de derechos humanos,
Corea del Sur (Koo et al., 2015)

En su contribución al debate sobre la internacionalización de los derechos humanos, Louise Arbour subrayó la necesidad que tiene cada país de buscar indicadores para medir los avances, los retrocesos o el estancamiento en materia de derechos humanos. Sugirió que una política, como el Examen Periódico Universal, podría servir para comparar a cada país con su propia trayectoria.

Lo que falta, sin embargo, son las percepciones y las experiencias ciudadanas de los derechos humanos en cada país. Después de todo, la práctica de los derechos humanos es algo que experimentan los individuos, así que los individuos son los únicos portadores o evaluadores genuinos de los derechos humanos. Las próximas reformas a la política global de derechos humanos necesitan responder a lo que piensan los constituyentes locales sobre el estado actual de la protección de los derechos humanos de las mujeres, los discapacitados, los ancianos y los desempleados. Por lo tanto, es necesario realizar intervenciones políticas que permitan monitorear sus experiencias y actitudes hacia los derechos humanos para poder tener un efecto real en las prácticas de derechos. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Corea del Sur actualmente está en el proceso de transformar los datos subjetivos basados en encuestas en una base de datos estadísticos de derechos humanos con el objetivo de que estén disponibles al público.

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en colaboración con las ONG e instituciones nacionales de derechos humanos, deberían ser los primeros en considerar las voces no solamente de las víctimas de violaciones de derechos humanos, sino también del público local, los ciudadanos comunes, de muchas partes del mundo. Necesitamos desarrollar las encuestas de derechos humanos y los sondeos de opinión de otros tipos para que se conviertan en vehículos adecuados a nivel mundial para medir las orientaciones de derechos humanos de los ciudadanos globales. De hecho, hasta ahora, la mayoría de los investigadores ha buscado indicadores “objetivos” de las prácticas de derechos humanos, según los perciben los observadores externos. Lo que hace falta ahora es una mejor idea de lo que sienten las personas con respecto a los temas, las violaciones y las organizaciones de derechos humanos. Si se concretan, todos estos prometedores esfuerzos finalmente llevarían a la difusión de la cultura de derechos humanos a lo largo del mundo y generarían mejoras reales de derechos humanos en la práctica.