Los retos de compartir la historia desconocida de la Constitución sudafricana

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La Constitución sudafricana es una de las más célebres del mundo porque fue redactada por parlamentarios electos y el pueblo mediante uno de los programas de consulta pública más ambiciosos de la historia. La Constitución llegó después de décadas y décadas de una lucha apoyada por todo el mundo que llevó a la liberación de uno de los presos políticos más famosos del mundo, Nelson Mandela, que fue fundamental para arrebatarle el poder al gobierno del apartheid de forma pacífica y evitar la guerra civil a gran escala que el mundo esperaba.

Continuando con la tradición de compromiso público que definió el proceso de elaboración de la Constitución, el Constitution Hill Trust (CHT), fundado en 2006 para defender el constitucionalismo en Sudáfrica, desarrolló una exposición virtual sobre la elaboración de la Constitución sudafricana titulada “Nuestra lucha, nuestra libertad, nuestra Constitución”, que se inauguró el 24 de septiembre de 2020. Era urgente poner a disposición esta historia porque no podemos entender la Sudáfrica actual y sus desafíos sin comprender los cimientos sobre los que se construye nuestra democracia constitucional.

Para la creación de este proyecto tuvimos que tener en cuenta tres retos. El primero es la creciente fragilidad de las democracias en todo el mundo. El segundo reto es la creciente acusación de que nuestra Constitución es un documento “vendido” o que no ha cumplido con su potencial transformador. A estos retos contextuales se suma un tercero, a saber, que el extraordinario proceso de redacción de nuestra Constitución y el significado del documento son poco conocidos tanto en Sudáfrica como en el extranjero.

A nivel personal, la comprensión de esta historia profundamente inspiradora ha sido una oportunidad única para adquirir una nueva perspectiva sobre una historia que uno de nosotros era demasiado joven para experimentar y que otro había vivido pero no había procesado completamente. Los momentos para morderse las uñas y la inmensa voluntad para que unos archienemigos superaran su odio nos proporciona valor para afrontar las dificultades en nuestras propias vidas. Es inspiradora precisamente porque no es una historia con un final triunfal. Es una historia de lucha colectiva, de valor, de recuperarse del borde del desastre y, lo que es más importante, nos proporciona un modelo para afrontar nuestras luchas interiores. La historia de nuestra fundación nos recuerda a los sudafricanos lo acostumbrados que estamos a transformar la desesperación en esperanza.

Pocos conocen los entresijos de las negociaciones que acabaron con el apartheid, los debates encarnizados que dieron forma a párrafos concretos de la Constitución y los retos tras bastidores que se superaron para hacer posible la transición de un régimen tiránico a una democracia constitucional. Nuestra exposición cuenta estas historias a partir de material de archivo sobre el proceso y las múltiples voces de los implicados de diferentes partidos políticos, así como de la creación de recursos multimedia que lo transmiten de forma muy accesible.

Es una historia de lucha colectiva, de valor, de recuperarse del borde del desastre y, lo que es más importante, nos proporciona un modelo para afrontar nuestras luchas interiores.

Descubrir las minucias de la historia y explorar las cuestiones apremiantes durante las negociaciones para una Sudáfrica libre tuvo algo de transformador: ¿Debemos tener tres presidentes rotatorios que representen a diferentes grupos étnicos y que gobiernen por consenso? ¿Cómo pudimos evitar una guerra total cuando los extremistas blancos armados de la derecha unieron sus fuerzas políticas con los líderes de la patria en una amenaza común para desbaratar las primeras elecciones democráticas en 1994?

Lo sorprendente de esta historia es lo poco que se conoce de las profundas raíces africanas de la Constitución. En 1923, el CNA elaboró su primera Carta de Derechos, un documento precursor de nuestra tan alabada Carta de Derechos Constitucionales. En 1943, el CNA amplió estos derechos en su documento African Claims, al que siguió la Carta de la Libertad en 1955. Muchos sudafricanos no conocen nuestra larga contribución al movimiento mundial de derechos humanos. La accesibilidad de esta historia contribuirá en gran medida a incorporar la Constitución a nuestras vidas como un documento africano. 

Por desgracia, la invisibilidad de las mujeres como protagonistas de los relatos de las luchas por la democracia ha creado un sentido limitado y patriarcal de la historia. Nuestra exposición virtual corrige deliberadamente la exclusión de las mujeres. Desvelamos las historias de mujeres líderes poco conocidas de todas las razas, como la princesa Emma, Nokutela Dube, Josie Palmer Mpama, Ray Alexander Simons y Francis Goitsemang Baard. En nuestra historia de la lucha por la liberación, las mujeres suelen ser retratadas como “esposas o madres de” sus homólogos masculinos, más que como líderes por derecho propio. El apartheid distorsionó y excluyó las historias de la mayoría de Sudáfrica de nuestro relato histórico más amplio. El acto de centrar a las mujeres en nuestra historia, como lideresas con capacidad de acción tanto en las comunidades locales como en el escenario mundial, es un acto importante para reclamar una historia no contada. Esperamos que contribuya a reposicionar a las mujeres en nuestra sociedad, en la que la misoginia sigue siendo habitual. 

El proceso de construcción de la exposición virtual incluyó diversas voces y colaboradores con una gran cantidad de habilidades distintas que van desde un exjuez de la Corte Constitucional hasta expertos legales e historiadores, pasando por especialistas en diseño gráfico y desarrollo web. El equipo viajó a museos y archivos de todo el mundo para empaparse de las mejores prácticas en la creación de una experiencia atractiva para el visitante. Establecimos relaciones creativas con el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroestadounidense del Smithsonian, así como con Local Projects, una empresa neoyorquina de diseño de museos. Y lo que es más importante, creamos asociaciones con organizaciones locales de Sudáfrica para garantizar que trabajábamos con el mismo espíritu unificador que definía el proceso de elaboración de la Constitución.

Nuestro trabajo adquirió una nueva profundidad tras las extensas visitas a los Servicios Nacionales de Archivos y Registros de Sudáfrica (NARSSA, por si siglas en inglés) en Pretoria. Junto con un grupo de estudiantes de ciencia política, que nunca habían visitado un archivo, nos adentramos en los cientos de cajas polvorientas que contenían un material valioso. Los documentos revelaban la mentalidad que había detrás de las respectivas posiciones negociadoras durante las negociaciones constitucionales. Los estudiantes salieron comprometidos con el inmenso poder del archivo y su importante papel en la narración de la historia, nuestra historia. Ya hemos terminado el proceso de digitalización de más de 220 000 documentos que componen los fondos fundacionales de nuestra democracia. Estos archivos digitales están siendo procesados y pronto estarán disponibles en la exposición virtual. La accesibilidad a este archivo permitirá a estudiantes, investigadores y al público en general utilizar de manera más fácil este rico recurso para informar su trabajo, y así ampliar aún más esta historia seminal.

A través de esta exposición virtual esperamos que nuestro público se dé cuenta de que todos tenemos la enorme obligación, como ciudadanos, de sumar nuestras voces a esta historia para garantizar una historia más matizada y representativa y, en última instancia, para asegurar un futuro fundado en un terreno común.