¿Las OSC basadas en el trabajo voluntario podrían ser un modelo para la práctica de los derechos humanos en China?

En comparación con tan solo hace una década, la visibilidad de los temas LGBTQ ha aumentado considerablemente en China. Ahora hay más probabilidades de que los medios de comunicación masiva chinos cubran los temas LGBTQ de manera positiva y completa, y es cada vez más frecuente que los miembros de la comunidad LGBTQ expresen su sexualidad y cuenten sus historias de vida. Además, en los últimos años, los miembros de la comunidad han entablado una serie de demandas para defender sus derechos civiles y desafiar los sistemas legales existentes. Después de más de dos décadas de arduo trabajo de los activistas y toda la comunidad LGBTQ, actualmente existen al menos 190 organizaciones y redes LGBTQ en toda China.

Sin embargo, más allá de la dinámica superficie, las organizaciones LGBTQ enfrentan dos grandes problemas: la sostenibilidad financiera y la situación jurídica. En primer lugar, debido a la enorme estigmatización social y política de la homosexualidad, la comunidad LGBTQ tradicionalmente ha tenido acceso a recursos escasos. La primera oleada de financiamiento internacional para los programas contra el VIH/SIDA ayudó a incubar el grupo inicial de organizaciones de la sociedad civil (OSC) de las comunidades gay y lésbica en China, especialmente las organizaciones dedicadas a temas de salud. Sin embargo, la gran mayoría de los limitados fondos extranjeros a disposición del movimiento LGBTQ sigue concentrándose en Pekín, y los donantes suelen centrar su apoyo en un grupo selecto de organizaciones con las que están familiarizados. De hecho, estas fueron las organizaciones que se vieron más directamente afectadas por la implementación de la Ley sobre el Manejo de las Actividades de las ONG Extranjeras dentro de China (Ley sobre ONG Extranjeras), que entró en vigor el 1 de enero de 2017. Conforme a la nueva ley, estas y otras OSC ahora enfrentan posibles riesgos legales si aceptan financiamiento extranjero. Y en diciembre de 2016, el Ministerio de Seguridad Pública de la República Popular China publicó la Guía para las ONG extranjeras y la Lista de áreas de trabajo de 2017; ambos documentos controlan y regulan más las actividades de las ONG internacionales en China.

Fuente del mapa: http://maps.foundationcenter.org/home.php. De acuerdo con el Foundation Center, ubicado en la ciudad de Nueva York, hasta 2015, el valor total en dólares de las donaciones para temas LGBTQ en China fue de $2.4 millones, de los cuales $1.9 millones se dirigieron a Pekín, la capital del país.

Sin embargo, más allá del panorama general de las organizaciones con recursos abundantes en Pekín y sus modelos de negocio tradicionales, cientos de OSC locales que buscan generar cambios de largo plazo están naciendo y adoptando estrategias creativas a través de China. Desde la creación de espacios compartidos hasta las actividades para dirigirse directamente al público, un número cada vez mayor de OSC locales de la comunidad LGBTQ ahora ofrecen un nuevo potencial para crear cambios sociales de manera sostenible mediante el desarrollo de enfoques de gobernanza genuinamente plurales y participativos.

LGBTQ ahora ofrecen un nuevo potencial para crear cambios sociales de manera sostenible mediante el desarrollo de enfoques de gobernanza genuinamente plurales y participativos.

Una de esas organizaciones es LESGO, que fundé en 2010. Se trata de una organización de derechos LGBTQ en el este de China basada completamente en el trabajo voluntario. Aunque recientemente solicitamos financiamiento, nunca hemos recibido donaciones de fundaciones. En primer lugar, ha sido difícil para nosotros obtener financiamiento extranjero debido a la falta de relaciones con fundaciones internacionales y a una escasez de personal capacitado en la redacción de propuestas. En segundo lugar, dado que centramos nuestros esfuerzos en los servicios directos y la educación cultural a largo plazo, es difícil evaluar nuestros resultados; en consecuencia, es menos probable que los donantes internacionales se involucren. Muchas otras organizaciones LGBTQ se encuentran en la misma situación.


Flickr/Kris Krüg (Some rights reserved)

A gay pride celebration in Shanghai. Compared to only a decade ago, the visibility of LGBTQ issues in China has significantly improved.


La estigmatización política y social también ha puesto en tela de juicio la situación jurídica de los grupos LGBTQ. Las ONG y OSC se pueden registrar como tres tipos de organizaciones: agrupaciones sociales, organizaciones de servicio social (antes llamadas “unidades privadas no empresariales”) y fundaciones. Se rigen por dos normativas: todas las organizaciones pueden ser objeto de revisión de una “unidad de gobierno” (es decir, una agencia gubernamental) y deben ser aprobadas por un departamento gubernamental. Estos dos requisitos son muy problemáticos en un contexto en el que aún se trata a las minorías sexuales como violadoras de “la cultura china tradicional y la construcción social de la moral”. Aunque la Ley sobre Organizaciones de Beneficencia de 2016, que implementó nuevas reglas de registro y recaudación de fondos, sometió a revisión las dos normativas mencionadas, aún es difícil que las organizaciones dedicadas a temas LGBTQ obtengan un registro legal, ya que su trabajo no coincide claramente con ningún tipo de “actividad de interés público” conforme al artículo 3 de esa Ley. Lo que es peor, la situación y algunas actividades de muchas de estas OSC podrían pasar de la incertidumbre a la ilegalidad. Por ejemplo, en virtud de la nueva Ley sobre Organizaciones de Beneficencia, únicamente las organizaciones de beneficencia certificadas por el gobierno pueden recaudar fondos del público. Esto significa que las personas u organizaciones que no están certificadas podrían ser penalizadas por sus actividades de recaudación de fondos.

Por consiguiente, hemos tenido que ser muy creativos tanto en nuestros modelos estratégicos como de financiamiento. Hemos prestado especial atención a la movilización de recursos y la innovación de nuestros voluntarios. También nos hemos centrado en los proyectos y hemos colaborado con los medios de comunicación, las empresas, las instituciones académicas e incluso los organismos gubernamentales, lo que a su vez nos ha ayudado a atraer más voluntarios y recursos. Por ejemplo, inspiradas por los Monólogos de la Vagina, creamos una obra de teatro original que ha dado funciones durante los últimos dos años y que recibió atención de los principales medios de comunicación. Muchas de las personas que asistieron a ver esta obra posteriormente se sintieron inspiradas a convertirse en dramaturgos, actores, proveedores de instalaciones y donantes; además, muchas de estas personas ahora son parte de nuestro grupo de voluntarios de largo plazo.

La tecnología también es de suma importancia en nuestro trabajo, ya que usamos las aplicaciones y las redes sociales para promocionar nuestros eventos, organizar reuniones y recibir donaciones. Por ejemplo, estamos realizando esfuerzos para abrir transmisiones en vivo en Rela, la aplicación de redes sociales de lesbianas más popular en China. Similar a la función de “Live” en Facebook, la emisión en directo en las redes sociales es muy popular en China, especialmente entre los jóvenes. Recientemente, comenzamos a transmitir un programa semanal en vivo llamado “Reunirnos todos los días” conducido por dos personas transgénero voluntarias. También tenemos planes para impartir clases en vivo para educar al público sobre la diversidad de género y la justicia social en Zhihu, un popular foro interactivo en línea en China. El uso de las redes sociales, incluido el financiamiento colectivo, nos ha permitido diversificar nuestras fuentes de financiamiento y ampliar los efectos de nuestro trabajo.

Al movilizar el poder de la juventud y las tecnologías, no vemos a los fondos como el medio para alcanzar un fin. En cambio, desarrollamos modelos financieros que son parte integral de la misión de nuestra organización: crear un mundo igualitario, incluyente y diverso en el que las personas LGBTQ, especialmente las mujeres, puedan llevar una vida autónoma. Estos enfoques nos ayudan a aliviar la escasez de fondos y la situación jurídica incierta.

La promulgación de la Ley sobre ONG Extranjeras y la Ley de Organizaciones de Beneficencia representa desafíos para las ONG, pero el cambio también ofrece enormes oportunidades. Dado que China es la segunda mayor economía del mundo, su sociedad ha acumulado una enorme riqueza y el gobierno está promoviendo la canalización de esa riqueza a diversos ámbitos de filantropía a través de nuevas leyes. Para el 22 de enero de 2017, había 5,551 fundaciones en toda China; a finales de 2015, el conjunto de fundaciones contaba con activos netos de 118, 800 millones de yuanes. Frente a la pérdida del financiamiento extranjero, cada vez más OSC dedicadas a temas de la comunidad LGBTQ han colaborado exitosamente con organizaciones nacionales de beneficencia certificadas para obtener financiamiento colectivo, como Lalasvoice, una organización LGBTQ dirigida por lesbianas y ubicada en el sur de China.

Conforme cambia el panorama político mundial, tenemos miles de razones para ser pesimistas sobre el futuro de los derechos humanos. Sin embargo, según las palabras de Joan Walsh Anglund citadas famosamente por Maya Angelou: “un ave no canta porque tiene una respuesta; canta porque tiene una canción”. Debemos reconocer que luchamos por los derechos humanos no porque tendremos éxito durante nuestras vidas, sino porque creemos en la canción de nuestro corazón.