Al evaluar el progreso en materia de derechos humanos, hay que enfocarse también en el trayecto

En la búsqueda de la rendición de cuentas, las técnicas como la “gestión basada en los resultados”, que tienden a enfocarse en los “rendimientos”, las “actividades” y los resultados cuantificables, no suelen ser útiles para las organizaciones de derechos humanos. Independientemente de su área temática específica, las organizaciones de derechos humanos trabajan para lograr cambios sociales fundamentales. Las evaluaciones de administración con base en resultados son innecesariamente engorrosas, están demasiado enfocadas en la causalidad linear y no toman en cuenta los cambios graduales pero críticos para el complejo activismo de derechos humanos. En su apuro por obtener resultados medibles, las organizaciones de derechos humanos corren el riesgo de olvidar el papel central que desempeñan las personas en el cambio social.

Existen otros procesos además de la gestión basada en los resultados (RBM, por sus siglas en inglés). El mapeo de alcances y la gestión basada en el aprendizaje, por ejemplo, ayudan a que los trabajadores de derechos humanos tengan una actitud evaluadora todos los días, no solamente durante los periodos prescritos por los donantes. Les muestran a las agrupaciones de derechos humanos cómo identificar de forma realista a quién pueden impactar verdaderamente con su trabajo, y después les enseñan a concentrar sus esfuerzos en cambiar las actitudes y los comportamientos de funcionarios, activistas, corporaciones y actores interesados específicos. Estos procesos dan énfasis a la medición de cambios pequeños durante el trayecto.

Consideremos una campaña de derechos humanos hipotética para proteger los derechos de los trabajadores migrantes. Los donantes, que trabajan desde una perspectiva de gestión basada en los resultados, pedirían a los trabajadores de derechos humanos que recopilaran datos sobre el número de trabajadores migrantes con nuevas capacidades para defender sus derechos, sobre nuevas políticas y prácticas de trabajo justo adoptadas por las corporaciones, y sobre nuevas iniciativas oficiales para hacer cumplir las protecciones laborales. Además, los donantes querrían pruebas de que todos estos resultados cuantificables se produjeron a partir del trabajo de derechos humanos que pagaron.

Sin embargo, antes de que se produzcan resultados “medibles”, los trabajadores de derechos humanos le dirán que se requiere invertir una cantidad enorme de trabajo en una serie de acciones intermedias. Estas incluyen interminables reuniones con informantes renuentes para la creación de confianza; repetidos esfuerzos para escabullirse al interior de las oficinas gubernamentales; intentos repetidos, y frecuentemente fallidos, de encontrar empleados corporativos solidarios; y numerosas reuniones con los medios locales, regionales e internacionales. Todas estas pequeñas acciones deben realizarse, todos los días, durante largos periodos.

Este es el trabajo del que no quieren distraerse los activistas cada que llegan las fechas de entrega de informes para los donantes. Este, además, es el trabajo que debería contar como resultados, inmediatos, intermedios y de largo plazo. Creemos que es esencial documentar estas pequeñas victorias de forma eficaz y constante, sin perder de vista la meta más amplia. Como la mayoría de las organizaciones, las agrupaciones de derechos humanos tienen una “teoría del cambio” para su trabajo: creen que ciertas actividades y estrategias específicas deberían generar los resultados deseados. Para lograr los cambios deseados, intentan influir sobre otros con el fin de generar dichos cambios. Las estrategias para tratar con los migrantes, los funcionarios gubernamentales y las corporaciones serán muy diversas, y cada grupo seguirá una “vía de cambio” distinta: para los migrantes, de la intimidación al activismo dinámico; para los gobiernos, de la negligencia al cumplimiento de sus responsabilidades, y para las corporaciones, de la inacción a un cambio fundamental en sus prácticas de responsabilidad corporativa. Estas “vías” son las que se deben evaluar para identificar los cambios sociales significativos, ya que en ellas es donde encontraremos evidencias de los resultados del activismo de derechos humanos.

El cambio social ocurre cuando las personas cambian sus prácticas, comportamiento y relaciones. La clase de datos sobre resultados cuantitativos y de etapa final que recopilan los partidarios de la gestión basada en los resultados ciertamente es importante. Sin embargo, la información cualitativa y matizada sobre los cambios en las acciones, el comportamiento y las relaciones de las personas también es crucial, particularmente cuando se trata de derechos humanos.

Para poder recolectar información y aprender de los cambios de comportamiento a pequeña escala, todo el personal de derechos humanos debe pensar y documentar con una actitud evaluadora; este no es un trabajo que se pueda dejar únicamente en manos de los especialistas de “monitoreo y evaluación”. Después de todo, los activistas están en la mejor posición para reconocer la importancia de los eventos, las reuniones, las interacciones y las conversaciones en su trabajo diario, las cuales, en conjunto, se acumulan para crear (esperamos) un cambio transformador.


Flickr/Solidarity Center (Some rights reserved)

Human rights workers conduct a seminar in Thailand. Activists are best placed to recognize the value of their daily work.


Las organizaciones que dan prioridad al aprendizaje mediante el pensamiento evaluador diario y periódico aumentan radicalmente su capacidad de documentar, describir y explicar los resultados que obtienen. Y no solamente recopilan datos sofisticados para fortalecer su propio trabajo, sino también recolectan la información que necesitan para satisfacer a sus donantes.

El monitoreo y la evaluación del trabajo de derechos humanos debe ser realizado por personas con personas, y no a personas. El personal de derechos humanos debe hacer el trabajo, pero también debe alentar la participación de las personas a las que intenta ayudar. Las voces, las opiniones y el conocimiento de los individuos a los que afecta (o no) el trabajo de una organización de derechos humanos son cruciales para entender sus verdaderos resultados y para crear procesos de monitoreo incluyentes y realistas. 

No es fácil realizar este tipo de monitoreo, pero tampoco es tan difícil. Con ayuda de nuevos paquetes de software y capacitación práctica, las agrupaciones de derechos humanos pueden aprender a evaluar y documentar los cambios de comportamiento que generan día con día, y a solicitar las opiniones de las personas a las que ayudan.

El cambio social ocurre de formas no lineales, y rara vez dentro de los plazos de los proyectos de dos años que financian los donantes. El cambio social se da de forma gradual, a menudo con lentitud, pero el cambio transformador acumulativo sí ocurre. Cuando se trata de la defensa de los derechos humanos, los activistas y los donantes deben celebrar los pequeños triunfos durante el trayecto hacia una victoria futura a mayor escala.

Es probable que finalmente aparezcan “resultados” cuantitativos en los informes para los donantes. Para las propias agrupaciones de derechos humanos, sin embargo, el viaje humano, junto con sus innumerables pasos intermedios, es lo más importante.