Revitalizar los órganos de tratados de derechos humanos de la ONU mediante la regionalización

UN Geneva / Flickr

Naciones Unidas en Ginebra. UN Geneva / Flickr.


Hoy en día, existe una necesidad imperiosa de que el sistema internacional de derechos humanos, que se creó para responsabilizar a los Estados, refuerce su capacidad de respuesta y fortalezca su impacto. Pero este sistema tiene limitaciones.

Para muchas personas, sobre todo para las víctimas de violaciones de derechos humanos, el sistema suele ser invisible o demasiado difícil y costoso de acceder. Al tener su sede en Ginebra (Suiza), puede parecer eurocéntrico y alejado de las realidades cotidianas de las poblaciones más amenazadas.

La ubicación es importante para la eficacia de los comités de derechos humanos de las Naciones Unidas (ONU). Como han observado con acierto los expertos en derechos humanos Christof Heyns y Willem Gravett, el incumplimiento de los Estados con los órganos de los tratados —los comités encargados de supervisar el historial de derechos humanos de los gobiernos— tiene su origen, en parte, en esta distancia.

Para garantizar la visibilidad, la accesibilidad y la legitimidad necesarias para fomentar mejor el cambio positivo, estos órganos requieren reformas innovadoras. En 2012, Navanethem Pillay, la entonces Alta Comisionada para los Derechos Humanos, publicó un informe en el que planteaba, entre otras cosas, la preocupación de que los órganos de tratados eran relativamente desconocidos a nivel nacional o de país. Una resolución de la Asamblea General de la ONU estableció una serie de pasos para las reformas y acordó evaluar el estado del sistema de órganos de tratados de derechos humanos en 2020.

Uno de los cambios propuestos fue "regionalizar" las reuniones de los órganos de tratados, en las que se examina la situación de los países y se involucra a las partes interesadas. Esta propuesta reconoce que "la interacción en persona sigue siendo un componente crucial" de la eficacia de estos órganos. Acercar a los expertos de los órganos de tratados a los países, a los defensores y a las víctimas proporcionaría múltiples beneficios y fomentaría un cambio nacional positivo para mejorar la protección de los derechos humanos.

Dado que la Secretaría de la ONU está elaborando un calendario de examen consolidado para los órganos de los tratados, es un momento oportuno para tomar decisiones acerca de las sesiones periódicas en las regiones. Creemos que el Comité de Derechos Humanos, que supervisa el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, debería liderar el camino mediante la realización de una sesión regional.

Para garantizar la visibilidad, la accesibilidad y la legitimidad necesarias para fomentar mejor el cambio positivo, estos órganos requieren reformas innovadoras.

Esta propuesta tiene muchos beneficios. En primer lugar, la "regionalización" mejoraría la visibilidad y la apropiación del sistema por parte de las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones nacionales de derechos humanos, las entidades de la ONU y los medios de comunicación. Las sesiones regionales servirían para aumentar la concienciación de todas las partes interesadas sobre sus derechos y los mecanismos disponibles para hacerlos valer. Una mayor concienciación también animaría a un mayor número de Estados a designar expertos para formar parte de los órganos de tratados y así mejoraría el equilibrio geográfico al aumentar la representación del Sur Global.

En segundo lugar, las sesiones regionales mejorarían la accesibilidad de los órganos de tratados para todas las partes interesadas, incluidos los gobiernos y las víctimas. La participación directa de la sociedad civil facilita la comprensión del Comité de los contextos en los que operan los derechos civiles y políticos. Las sesiones de examen en Ginebra han sido con frecuencia un obstáculo para estos intercambios vitales con la sociedad civil.

En tercer lugar, las sesiones regionales contribuirían a que los exámenes de los Estados parte fueran más eficaces y pertinentes. Un mayor número de funcionarios estatales locales podría asistir a ellas, lo cual mejoraría la calidad de los diálogos constructivos entre el Comité y los Estados parte. La presencia regional aumentaría la legitimidad del trabajo del Comité y las recomendaciones de cambio a los ojos de los gobiernos y otras partes interesadas.

En cuarto lugar, llevar las reuniones del Comité fuera de Ginebra aumentaría el compromiso de las entidades regionales de la ONU que tienen la capacidad de proporcionar apoyo programático directamente a los países. Los equipos de las Naciones Unidas en los países, compuestos por los distintos organismos de la ONU, son socios importantes de desarrollo que colaboran con los países y apoyan las reformas nacionales. Con un mayor conocimiento de las recomendaciones del Comité, organismos como el PNUD estarían bien posicionados para diseñar y asociarse con los gobiernos y la sociedad civil en la programación del desarrollo que promueva la implementación. Con este compromiso por parte de las entidades de la ONU, el potencial de un mayor impacto en la legislación, las políticas y las prácticas nacionales que promueven y protegen los derechos sería significativo.

En quinto y último lugar, la regionalización sería rentable y logísticamente factible. De hecho, la celebración de las sesiones en las oficinas regionales de la ONU puede ayudar a reducir los gastos financieros, ya que los viáticos concedidos a los expertos son mayores en Ginebra que en las sedes regionales. La mayor parte del personal de la ONU en Ginebra, que apoya a los comités durante unas horas por sesión, podría participar de manera virtual, como se hizo durante la pandemia de la covid-19. Además, dado que la oficina de derechos humanos de la ONU tiene oficinas en las sedes regionales de la ONU, el personal de la ONU responsable del desarrollo de la capacidad en materia de derechos humanos podría participar directamente en las sesiones y, lo que es más importante, ofrecer apoyo de seguimiento para la aplicación en los países de las recomendaciones de los órganos de tratados.

Algunos defensores de la reforma abogan por la celebración de sesiones de revisión de los órganos de tratados en cada país, como la sesión celebrada hace poco por el Comité de los Derechos del Niño en Samoa. Sin embargo, apoyamos las revisiones regionales, en lugar de las nacionales, por múltiples razones.

Los exámenes en los países plantean algunas cuestiones éticas delicadas. En particular, en determinados países, podría haber motivos de preocupación por la protección de las organizaciones de la sociedad civil y las víctimas, la posible vulneración de la independencia del Comité y la voluntad y capacidad de algunos gobiernos para invitar al Comité a celebrar una sesión en su país. Dado que los Comités examinan los avances en materia de derechos humanos de varios países por sesión, resulta más eficaz celebrar la sesión en las oficinas regionales de la ONU que en un país concreto. Las sesiones regionales en las sedes de la ONU lograrían muchos de los mismos objetivos de las sesiones en los países sin presionar a los Estados individuales para que creen la infraestructura necesaria para acoger una sesión del Comité.

La oposición a esta propuesta puede provenir de quienes están dentro o fuera del sistema. Cambiar la forma de hacer las cosas suele ser un reto cuando los hábitos institucionales y los intereses creados se han desarrollado a lo largo de muchas décadas y están relacionados con la celebración de sesiones en Ginebra. Algunos podrían afirmar que los comités no tienen suficiente experiencia en la celebración de sesiones en diferentes regiones; sin embargo, muchas reuniones cruciales de la ONU en las que participan numerosos países se han celebrado con éxito en lugares regionales.

A otros podría preocuparles que algunos países no estuvieran a favor de las reuniones regionales, aunque esto no se ha comprobado y, además, los Estados fueron consultados en el proceso de revisión de 2020, que recomendó las revisiones regionales. Además, Ginebra seguiría acogiendo dos de las tres sesiones anuales del Comité de Derechos Humanos y otros órganos de tratados. A la vista del posible rechazo, es necesario que los gobiernos y la sociedad civil aboguen ahora por este cambio.

En resumen, la "regionalización" de los periodos de sesiones de los órganos de tratados reforzaría la universalidad del sistema y la inclusión de voces globales. Al instituir los periodos de sesiones regionales, los órganos de tratados emprenderían una reforma innovadora que contribuiría a acercar la protección de los derechos humanos a aquellos a los que se han comprometido a servir. Si no se llevan a cabo mejoras significativas como ésta, los órganos de tratados corren el riesgo de reducir su relevancia y su potencial para lograr impactos tangibles para los titulares de derechos.

Este artículo fue redactado con el apoyo de Erica Paul.